Aranda de Duero (Burgos)

Y la barca de jábega surcó el río Duero

Los veteranos del Club Deportivo de Remo La Araña, ganadores de la liga de barcas de jábega, se estrenaron en el río Duero dentro de las fiestas de Aranda de Duero, el pasado septiembre. El alcalde de Aranda y el concejal de Cultura también remaron. La intención es repetir el encuentro el año que viene. 

Los deportistas de La Araña, en la barca de jábega ‘La Biznaga’ en el Duero.

Los deportistas de La Araña, en la barca de jábega ‘La Biznaga’ en el Duero. / Club Deportivo de Remo La Araña

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

«Yo lo he vivido en mis carnes y es algo increíble», confesó Antonio Linaje, alcalde de Aranda de Duero. Así se sentía el primer edil de este gran pueblo burgalés el 8 de septiembre en el llamado muelle ‘El Barriles’ -también conocido como ‘Puerto Banús’- al pie del río Duero, en vísperas de las fiestas patronales de la Virgen de las Viñas.

El alcalde de Aranda (izq.) y el concejal de Cultura (derecha) se sumaron a la barca de jábega.

El alcalde de Aranda (izq.) y el concejal de Cultura (derecha) se sumaron a la barca de jábega. / Club Deportivo de Remo La Araña

No era para menos, el alcalde, vestido con la equipación del Club Deportivo de Remo La Araña, acababa de experimentar, junto a su compañero José Antonio Fuertes, concejal de Cultura, cómo era remar en una barca de jábega de Málaga de 9 metros de eslora y 550 kilos de peso, en concreto en ‘La Biznaga’, acompañado por el equipo de veteranos masculino de La Araña, vencedor de la última liga de barcas.

El Club Deportivo de Remo La Araña lleva la jábega al Duero

«Si ganamos nos invitas»

«Estaba en Aranda y el grupo me mandó un mensaje: si ganamos la liga nos invitas a tu pueblo. Para mí ha sido un sueño, llevaba años pensando en llevar la barca allí», cuenta Juan Gayubo, un arandino criado en Málaga y un ingeniero de Telecomunicaciones que desde hace muchos años es un apasionado de la barca de jábega, además de miembro del equipo ganador de la liga. 

Como explica, cuando expuso la idea a su amigo, el actual concejal de Cultura de Aranda, un asiduo de Málaga, tuvo todo el apoyo municipal: «Todo fueron facilidades, nos llamó un técnico para gestionar el tema de los chalecos salvavidas, si teníamos asegurada la barca y hasta los bomberos inspeccionaron el Duero, para ver si teníamos calado suficiente para poder meter la barca». 

Pedro Millán Almoguera condujo la barca hasta Aranda de Duero.

Pedro Millán Almoguera condujo la barca hasta Aranda de Duero. / Club Deportivo de Remo La Araña

Del traslado de ‘La Biznaga’, desde el Mar de Alborán hasta el Duero por tierras de Burgos se encargó Pedro Millán Almoguera, nieto del famoso carpintero de ribera Antonio Almoguera y fundador del primer club de barcas de jábega en Málaga. 

Con una barca anterior que realizó su abuelo, ‘La Almoguera’, cuenta que llegó a plantarla en las mismísimas aguas de Venecia y también ha tenido la oportunidad de conducir ‘La María Juliana’, realizada por su tío abuelo Julián, a un encuentro marítimo en Pasaia (Pasajes), cerca de San Sebastián. 

Los cargos electos de Aranda, a bordo de 'La Biznaga'.

Los cargos electos de Aranda, a bordo de 'La Biznaga'. / Club Deportivo de Remo La Araña

«Tengo un remolque de segunda mano de un velero, lo adapté para poder llevar barcas. A Aranda tardé en llegar nueve horas, a 90 por hora», cuenta. 

Juan Gayubo recuerda la emoción de ver entrar por las calles de su pueblo natal esta embarcación de origen fenicio, una filiación que no es mera leyenda: Como La Opinión dio a conocer en 2013, la barca de jábega tiene las mismas medidas e idénticas proporciones que las de un barco fenicio de 2.700 años hallado en Mazarrón (Murcia).

La barca de jábega, en el río a su paso por Aranda de Duero.

La barca de jábega, en el río a su paso por Aranda de Duero. / Club Deportivo de Remo La Araña

Con la tranquilidad de saber que ‘La Biznaga’ se recogería en buenas instalaciones, gracias a la generosidad del club Espeleoduero, que las ofreció, los campeones de La Araña tuvieron su bautizo en este ancho río de casi 900 kilómetros que desemboca en Portugal. 

«Remamos hora y media o dos horas, nos quitamos la espinita de querer remar en el Duero», cuenta Juan Gayubo, que explica que antiguamente sí había pequeñas embarcaciones en el río, a su paso por Aranda, pero terminaron desapareciendo hace años, así que la llegada de una gran barca de jábega fue muy bien recibida y aplaudida por los arandinos. «Tuvo una acogida que no nos esperábamos», remarca. 

Como curiosidad, ‘La Biznaga’ estuvo seguida muy de cerca, durante toda la singladura, por una zodiac del Cuerpo de Bomberos.

Colas para montarse en 'La Biznaga'.

Colas para montarse en 'La Biznaga'. / Club Deportivo de Remo La Araña

A continuación en el Ayuntamiento de Aranda hubo intercambio de obsequios y por la tarde, ‘La Biznaga’ fue la principal atracción porque tuvo como ‘puerto base’ el embarcadero y estuvo abierta a todo el que quisiera remar o, cuando menos, ser transportado por el río. 

«Se formó una cola de niños y padres tal que en lugar de dos horas que íbamos a estar tuvimos que ampliar una hora», detalla Juan, que subraya la «cara de felicidad» de los pequeños. 

La expedición malagueña, formada por 26 personas, la mayoría del equipo vencedor de la liga, no sólo guió a los visitantes sino que también les explicó el origen de la barca de jábega y algunos más de sus secretos. 

l alcalde de Aranda, Antonio Linaje, con Juan Gayubo y Benjamín Galacho.

El alcalde de Aranda, Antonio Linaje, con Juan Gayubo y Benjamín Galacho. / Club Deportivo de Remo La Araña

Otra curiosidad fue que, acabados los paseos, fueron los bomberos quienes también pidieron remar para conducirla a las instalaciones de Espeleoduero.

La experiencia ha sido tan buena, que tanto los malagueños como las autoridades de Aranda de Duero ya han dejado claro que quieren repetir el año que viene. 

A este respecto, Pedro Millán Almoguera apunta la posibilidad de remar en las Hoces del río Duratón -a unos 60 km de Aranda-. Como subraya, «cuando tocas las barca estás sintiendo la madera, la vida, la tradición». Algo que no tiene fronteras. 

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