Urbanismo

Del PGOU del 83 a un futuro verde en Málaga

Dos mesas redondas conmemoraron ayer en el Rectorado el 40 aniversario del PGOU del 83, con un balance de este famoso plan urbanístico pero también con una mirada al futuro, en la que primaron las propuestas de una integración real con la Costa del Sol y una Málaga más verde, que tome medidas frente al cambio climático, frene el desarrollismo y permita a los malagueños seguir viviendo en su ciudad

Los intervinientes en las dos mesas de debate sobre el PGOU del 83 y el futuro de Málaga.

Los intervinientes en las dos mesas de debate sobre el PGOU del 83 y el futuro de Málaga. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El Instituto de Estudios Urbanos y Sociales (IEUS) y el Instituto Universitario Hábitat, Territorio y Digitalización (IHTD) organizaron este miércoles en el Rectorado la jornada 'La Ciudad con Proyecto (A propósito del 40 aniversario del Plan General del 83', una oportunidad para hacer balance del primer plan urbanístico de la Democracia pero también, subrayó el responsable del IEUS, el urbanista Pedro Marín Cots, participante del PGOU de 1983, para hablar de la Málaga del futuro.

"Con el barro hasta las rodillas"

En la primera de las dos mesas de debate, ambas moderadas por el periodista Guillermo Busutil, hablaron los principales artífices del PGOU del 83. En primer lugar, el arquitecto Salvador Moreno Peralta subrayó el gran cambio que supuso dejar atrás el PGOU del 71, "en el que la responsabilidad de la ordenación de la ciudad la tenía el promotor".

Este primer PGOU de la Democracia, recordó, actuó en una Málaga "en la que la degradación del espacio público era tremenda" y que evocaba algunas urbes de Oriente Medio, "una extraña ciudad totalmente inacabada". Partió este PGOU, subrayó, de un trabajo previo de tres años en los que los arquitectos responsables del plan "cerramos los estudios y pateamos la ciudad con el barro hasta las rodillas porque hacía falta un conocimiento exhaustivo de todo lo que pasaba para poder rearmarla".

Salvador Moreno Peralta destacó además que se trató de un plan "tremendamente participativo" cuya huella se ha dejado ver en las posteriores revisiones del plan, gracias a la presencia en ellas de Damián Quero, con la excepción, precisó, de "la tercera revisión" en la que ya "no le hicieron caso".

Málaga, capital de una "Ciudad del Sol"

El arquitecto José Seguí remarcó que el PGOU de 1983 fue "coherente con las necesidades que requería aquella etapa" y se convirtió en el plan "que inició el redescubrir la ciudad " hasta este "sorprendente presente" tras estos 40 años de una enorme transformación .

Portada del PGOU de 1983.

Portada del PGOU de 1983. / La Opinión

José Seguí también quiso repasar algunos retos y consideró vital "definir nuevas centralidades para evitar que el Centro quiebre ante tantas cargas" y lamentó que la periferia crezca "carente de referencias urbanas".

El arquitecto planteó tres objetivos para esa Málaga del futuro inmediato, en primer lugar, abogó por una Málaga capital integrada en una "Ciudad del Sol", más que de una Costa del Sol, una conurbación de 2,5 millones de residentes "que ya han dejado de ser turistas", viven en ella y reclaman servicios, infraestructuras y equipamientos.

En segundo lugar, remarcó la importancia de que Málaga reciba también inversiones tecnológicas que sirvan de contrapeso a la "inevitable oferta turística".

Y por último, tener como referencia el eje Málaga-Madrid, más que el Málaga-Sevilla y tomar nota de cómo se relaciona la capital de España con su entorno para que sirva como modelo de Málaga en relación con la provincia.

Transformar la ciudad "sin destruir la geografía"

El arquitecto Damián Quero recordó que un plan urbanístico debe ser "una reflexión cada 10, 15, 20 años" porque "es allí donde la ciudad se juega algo importante" pero llamó la atención de que los planes deben ir "a lo estratégico, a lo importante" y transformar la ciudad "sin destruir la geografía". "¿Qué es lo que debe permanecer constante en un espacio que debe cambiar", se preguntó.

Además, criticó las miles de páginas que suponen los planes urbanísticos en nuestros días, cuando en ciudades como Copenhague se condensa todo en un volumen de unas 150 páginas "y no le está quedando peor que a Málaga".

"Ciudades que no contaminen, que no se calienten"

Vistas aéreas de Málaga. Noviembre de 2023.

Vista de Málaga, este mes. / Álex Zea

La arquitecta y profesora de la UMA Nuria Nebot se centró en la Málaga del futuro para resumir como prioridades, frente a la urgencia del cambio climático el conseguir ciudades "que no contaminen, que no se calienten como auténticas islas de calor, que cuiden de nuestra salud para conseguir nuestro bienestar físico y mental y que nos ofrezcan lugares de confort y de relación". También abogó por avanzar con la movilidad sostenible, uno de los principales retos, e integrar la naturaleza en la ciudad.

De 1.000 a 3.000 euros el m2 en 20 años

Por su parte, María José Márquez, arquitecta y profesora de la UMA, alertó del cambio climático y del agotamiento de los recursos del planeta, "ese es el contexto en el que estamos", avisó.

También alertó de datos "preocupantes" en Málaga como el que el precio medio de la vivienda en la ciudad se haya triplicado desde 2000 a 2019 (de 1.000 euros a más de 3.000 euros el metro cuadrado). La profesora subrayó que para hacer frente a esos precios, la renta media, que en 2019 era de 14.000 euros, debería "haber llegado a 27.000 euros". Otro dato que aportó es que "en muchas zonas de la ciudad", el índice de pobreza supera el 20 por ciento.

La profesora también criticó cómo, desde el PGOU del 83 a nuestros días, se ha producido "una gran pérdida de espacios verdes" planificados, en puntos como la desembocadura del Guadalhorce y los terrenos de Repsol.

Renaturalizar una ciudad que no expulse a los malagueños

Intervención de María José Andrade.

Intervención de María José Andrade. / A.V.

Por último, la arquitecta María José Andrade, especialista en la integración puerto-ciudad animó a actuar "con urgencia, a corazón abierto para prolongar la vida de la ciudad que queremos".

La arquitecta lamentó que se está llevando a cabo en Málaga actuaciones "a trozos o por ocurrencias, sin planificación y sin medir las consecuencias" y puso el ejemplo de los Muelles 1 y 2, todavía con la comunicación sin resolver, con estrechos pasos peatonales o la aislada estación Victoria Kent "en medio de la nada".

Además, centró su mensaje en renaturalizar Málaga, aunque se trate de una estrategia "no tan rentable como las torres que están brotando por la ciudad". En esa renaturalización puso como tareas pendientes las del Cerro de los Ángeles y el Monte Coronado, "embebidos en el tejido urbano y abandonados" y planteó que Málaga debe aspirar a ser una ciudad mediterránea, que cuide su patrimonio y el entorno, en la que se frene el desarrollismo "y nos permita a los malagueños vivir en ella".

Si no se frena el desarrollismo, entiende, "llegará un momento en que ni los inversores nos querrán" .