Vivienda

Precios desorbitados y gran demanda: la odisea de alquilar piso en Málaga

El alquiler medio en la capital de la Costa del Sol ha aumentado entre un 14 y un 18 % en 2023 y las familias en Málaga han de destinar más de la mitad de sus ingresos a pagar el alquiler

El Centro de Málaga duplica el precio del alquiler de vivienda y encabeza el encarecimiento en España

Vista aérea de la capital

Vista aérea de la capital / Álex Zea

Luis Correa (EFE)

Encontrar piso de alquiler en Málaga se ha convertido en un suplicio para muchas familias, que se enfrentan a la falta de oferta y al imparable aumento de los precios, que se han disparado más de un 14 % en el último año, sin que los expertos pronostiquen un cambio de tendencia a corto y medio plazo.

El alquiler medio en la capital de la Costa del Sol ha aumentado entre un 14 y un 18 % en 2023, según los datos de diferentes portales inmobiliarios, y ronda los 14 euros por metro cuadrado, cifra que es superior en distritos como Teatinos-Universidad, por la demanda creciente de estudiantes.

Vista aérea de los barrios próximos al Guadalmedina

Vista aérea de los barrios próximos al Guadalmedina / Álex Zea

Además, las familias en Málaga han de destinar más de la mitad de sus ingresos a pagar el alquiler, porcentaje que disminuye hasta el 33 % en el caso del esfuerzo de compra.

Esta es la "radiografía" que hacen del mercado inmobiliario de Málaga diversos inquilinos, propietarios y expertos en arrendamiento consultados por EFE. Todos concluyen que Málaga "está de moda" y ello dificulta aún más la posibilidad de encontrar una vivienda a precio asequible.

Compartir piso como solución

María tiene 25 años y explica que, aunque trabaja y cuenta con un grado y dos titulaciones de formación avanzada en su currículo, aún vive con sus padres porque los pisos "están desorbitados" y no tiene opción de irse a vivir sola.

Ante esta realidad, compartir piso se ha convertido en una solución para aquellos malagueños que quieren emanciparse y no pueden hacer frente con sus nóminas al pago del alquiler. Pero ni así a veces se lo pueden permitir.

"Hace unos años pensé en irme con unas amigas, pero no nos podíamos permitir pagar 350 euros cada una por un piso que no merecía la pena", lamenta María.

Andrea sí ha conseguido independizarse y vive con su pareja desde hace cuatro años, en los que ha firmado hasta tres contratos de alquiler diferentes porque "todos los años suben los precios" y les llegaron a pedir 900 euros por un piso de dos habitaciones, algo que ve "injustificable".

Subidas anuales

Sergio, propietario de una vivienda, explica a EFE que es "imposible" mantener el alquiler varios años al mismo precio, ya que "todo sube menos los salarios y todo está más caro".

"Llevo quince años alquilando mi vivienda a la misma familia y solo les he subido el alquiler una vez", sostiene Sergio, que lamenta que haya propietarios que "abusan de la especulación y juegan con el bolsillo de la gente".

Andrea ha sufrido en primera persona esta subida de precios. Relata que ella y su pareja se han mudado "lejos de su oficina" porque no encontraban ninguna oferta asequible y los propietarios de su anterior piso les querían subir 100 euros en un año. En algunas zonas de la ciudad, el alquiler ha aumentado un 40 % en tres años.

Atracción de nómadas digitales

Uno de los motivos por los que los precios se han disparado en Málaga es por la llegada de los denominados nómadas digitales, empleados que pueden trabajar de forma telemática y que deciden instalarse en la ciudad por factores como el clima, la oferta de ocio, la buena conectividad, la cultura o su empuje tecnológico.

Este fenómeno ha contribuido a tensionar un mercado donde la demanda es creciente y donde los precios están solo al alcance de unos pocos.

"La ciudad se está convirtiendo en un centro tecnológico y atrae a extranjeros que tienen un nivel adquisitivo mayor que los malagueños", explica a EFE el portavoz del portal inmobiliario Idealista, Francisco Iñareta.

Francisco González, gerente de una inmobiliaria en Málaga, señala que la ciudad está haciendo frente a otro problema, y es que muchos propietarios que tenían viviendas arrendadas las están reconvirtiendo en alquiler vacacional porque obtienen una mayor rentabilidad.

"Este fenómeno no tiene techo y se está extendiendo a barriadas periféricas", sostiene González.

El auge de las viviendas turísticas, especialmente en el centro de la ciudad, está generando cada vez más rechazo entre los vecinos, que exigen a las administraciones que pongan límite a esta tipología de pisos, que a menudo generan problemas de convivencia entre turistas y residentes en un mismo edificio.