Vaya por delante que a este Málaga CF se le exige que gane todos los partidos por lo civil o por lo criminal, por goleada o por gol en el último minuto de penalti injusto. Dando por hecho que no importa el cómo, hay que detenerse en el dónde. Y en ese apartado, cuando lo hace en su rinconcito fetiche que es el coso de Martiricos, el conjunto blanquiazul no entiende de merecimientos ni de historias, sólo gana, gana y vuelve a ganar como si sólo hubiera un signo posible en la quiniela. La tiranía de La Rosaleda fue la que venció ayer al Nástic en un partido sin brillo y que acabó cayendo casi por inercia. Una jornada más que no lo era tal, porque este Málaga necesitaba volver a ganar para sentirse el chico guapo de la fiesta en esta Liga 123, para recuperar el liderato, aunque fuera de manera provisional.

Y ganó, que a fin de cuentas es lo que realmente importa. Pero volviendo al cómo, por el camino se dejó una magnífica oportunidad de lanzar fuegos artificiales, de irrumpir de nuevo con fuerza en ese bonito sillón que es el liderato o de relanzar esa campaña de márketing por el ascenso que sí parece que tienen otros equipos, aunque tengan que mirar para arriba para ver al Málaga CF en la clasificación.

Contra el Nástic se resolvió el partido con dos chispazos. El primero fue de Koné -antes de lesionarse- tras un centro magistral de Renato desde la derecha. Fue mediada la primera parte (m. 26), para llevar tranquilidad al graderío, que comenzaba a impacientarse ante la falta de mordiente ante el colista. La sentencia, sin embargo, tardó en llegar. Fue en las postrimerías, en el alargue, con otra genialidad de Blanco Leschuk que sirvió en bandeja el segundo a Adrián. Pero entre medias, demasiado control del Málaga ante el último clasificado, que llegó incluso a jugar con uno menos desde el minuto 75 por expulsión de Tete. Un nadar y guardar la ropa aparentemente innecesario. Un flaco favor a esa campaña publicitaria que parece haberse convertido por momentos la Segunda, donde no sólo hay que ganarse el ascenso en el césped, sino que también hay que merecerlo.

En cualquier caso, el Málaga solventó el duelo con el aplomo que acostumbra en casa, manejando todos los tiempos del partido a su antojo y especulando para intentar no tener un despiste que se convirtiera en un petardazo.

LaLiga 123: Resumen del Málaga-Nàstic

LaLiga 123: Resumen del Málaga-Nàstic

El Nástic no llevó peligro nunca. No tiró a puerta con peligro. Ni siquiera en los minutos críticos en los que se deciden los partidos, con el marcador apretado. Ni tampoco cuando el Málaga dio un claro paso atrás para evitar cualquier posible sorpresa en la portería del inédito Kieszek. Nunca atisbó el peligro en el horizonte del partido. Aunque tampoco lo sentía en Gijón y pasó lo que pasó.

Por eso ganar tiene el importante mérito que tiene, aunque fuera ante el Nástic y frente a una las peores versiones futbolísticas que han pasado en mucho tiempo por Martiricos. Tiene un libro complicado de lectura el técnico Enrique Martín. Y mucho deberá esforzarse para sacarlo a flote.

Por suerte, Ontiveros valió buena parte de lo que costó la entrada de ayer. El malagueño agarró la titularidad de la pechera y le gritó de frente con ganas y energía. El marbellí fue un ciclón. Generó un caudal ofensivo interesante, aunque finalmente no tuviera la repercusión esperada de cara al gol. Pero fue el que se salió más veces del guión en un partido levemente plano.

También debutó Haksabanovic, con algunos detallitos. Pero al final, lo que queda son los tres puntos y el liderato provisional. La Rosaleda sigue invicta con siete victorias en siete partidos. Y bajo su manto, el Málaga CF es superlativo, parece un equipo de Primera jugando contra equipos de Segunda B. Una ventaja que ojalá perdure en el tiempo, porque el domingo que viene hay un nuevo examen lejos de casa. A ver si el paso por la casilla de 'casa' sirve para resetear y ganar también fuera.