Einar Galilea pone patas arriba La Rosaleda (2-1)

Éxtasis en La Rosaleda. Primer partido del curso en casa y primera victoria agónica, a la heroica, en el tiempo de descuento. ¿Habrá cambiado la suerte de este Málaga CF por fin? A saber, pero sin duda es un buen punto -3 puntos- de partida. Los blanquiazules se adelantaron muy pronto en el marcador por medio de Roberto, vieron como el Atleti B igualaba la contienda antes del descanso con un tanto de Diego Bri y ya en el descuento, con un hombre más sobre el verde y la salida de un córner, Einar Galilea, de cabeza y con ayuda de Iturbe, portero rojiblanco, hizo el 2-1 definitivo para poner patas arriba Martiricos.

El Málaga CF tuvo una buena puesta en escena en su estreno en casa. Se vio en los primeros minutos un equipo centrado, enérgico y con ganas de ir hacia la portería rival. A los 7 minutos, Dioni tuvo la primera tras revolverse bien en el área, pero no pudo definir con contundencia ante la oposición de un zaguero rojiblanco. Y justo dos minutos más tarde, llegó el tanto que adelantaba a los de Pellicer. David Larrubia robó el balón en tres cuartos de campo y le sirvió en bandeja el esférico a Roberto para que batiera con una gran definición a Iturbe. Explotaban los casi 19.000 malaguistas presentes en el estadio. No podía comenzar mejor el encuentro para los locales.

El gol no durmió al Málaga. Seguía muy metido en el partido. Mucha frescura en ataque y, hasta ese momento, bien los centrales, atentos en las anticipaciones. Eso sí, había que tener mucho cuidado con la velocidad de los rojiblancos en las salidas rápidas. Jugadores como Abde, Diego Bri o Cala salían a la contra cada vez que podían, y dando mucha sensación de peligro. 

Y en una de esas llegó el empate. Pasada la media hora de partido, Assane le ganó la partida a Gabilondo, muy blando siendo casi el último hombre, y le puso el balón ventaja a Diego Bri para que se plantase solo ante Alfonso Herrero. El meta blanquiazul repelió el primer remate, pero no pudo evitar que el propio Bri cazara el rebote e hiciera el 1-1. Jarrazo de agua fría en Martiricos.

Encajó bien el golpe el Málaga, algo que el año pasado costaba, y mucho. Siguió mirando a portería rival. Ahora, Dani Lorenzo se inventó una maravillosa jugada para zafarse de un rival dentro del área, pero no encontró un compañero que remachara la faena. Poco después, Nélson Monte se atrevió a probar de muy lejos a Iturbe, que atajo con dificultades el disparo del portugués. Con el 1-1 se llegaba al tiempo de descanso.

El partido se volvió más duro tras el descanso. Al poco de comenzar el segundo acto, Víctor García y Dani Lorenzo veían amarillas. Después llegó el turno de las tarjetas en el bando contrario para Cala y Assane, una amonestación clave en el partido. Al Málaga CF le tocaba ahora sufrir, se veía más fresco al joven equipo rojiblanco, que intentaba implantarse en campo contrario. Empezaba también el carrusel de cambios en ambas filas, Juan Hernández entraba por Kevin y Nabil y Mario Da Costa ingresaban al terreno de juego por parte de los de Tevenet.

En el ecuador del segundo acto, a punto estuvo Dioni de hacer el 2-1. Centro peligroso de Gabilondo que, tras una carambola, da en Dioni y el balón se pierde por encima del larguero por muy poco. Entraba el partido en su fase decisiva con empate y con todo por decidir.

Extasis final

Ahora era el Atleti el que tuvo muy cerca el 1-2. Gran jugada individual de Niño, al que Herrero le negó el gol con una gran parada. Y justo después llegó la acción que cambió el guion de los últimos 10 minutos de partido. Assane golpeaba con su brazo en la cara a David Larrubia y veía la segunda amarilla. Se quedaba con el 10 el Atleti B.

Quemaba las naves Pellicer dando entrada a Dani Sánchez y Cordero al filo del tiempo de descuento. 7 minutos añadió el colegiado Campos Salinas. Y en el 93, a la salida de un córner, Einar Galilea cabeceó en el segundo palo y el balón se acabó colando en la portería ante la indecisión del meta rival. Explotó La Rosaleda, que por fin disfrutaba con su equipo y saboreaba una victoria tan agónica como importante.