Los paseos por las principales calles de Marbella en coches tirados por caballos, cuyos usuarios son principalmente turistas, tienen los días contados.

El equipo de gobierno diseña un plan con el que tratar de revocar en el plazo de tres años de forma progresiva las licencias de este tipo de vehículos.

La iniciativa, que cuenta con la participación la Asociación de Cocheros de Caballos del municipio, busca que los titulares de las 19 licencias de este tipo que están en vigor en Marbella se acojan a la iniciativa «de forma voluntaria», señaló ayer el portavoz municipal, Félix Romero.

Lo ideal para el equipo de gobierno es que todos los titulares de licencias aceptaran el plan, indicó el portavoz municipal. Romero, sin embargo, evitó pronunciarse sobre qué pasaría en el que caso de que algunos de ellos decidiera continuar explotando las autorizaciones, concedidas en la década de los setenta.

El plan que diseña el Ejecutivo local y que ayer abordó en junta de gobierno contempla fondos para indemnizar a los titulares que renuncien a las licencias.

El equipo de gobierno ha reservado una partida de unos 330.000 euros para destinarla al rescate de licencias hasta final de año y contemplará más fondos para este objetivo durante los años de vigencia del plan.

Una empresa tasadora externa al Consistorio ha cifrado en unos 30.500 euros el coste de recuperar cada licencia, por lo que esta cuantía no se podrá negociar, advirtió el portavoz municipal.

Romero además avisó a los titulares de las licencias que contacten con la Delegación de Transportes para conocer el estado de las autorizaciones y, si fuera necesario, actualizar los datos, trámite «imprescindible» para solicitar el rescate de los permisos y acceder a la compensación económica.

«Estas licencias han desarrollado su actividad con gran dignidad, pero con una serie de problemas que se han ido haciendo cada vez más evidentes. La apuesta por la peatonalización de calles y las vías vertebradoras, el cambio en la morfología en el mobiliario urbano de la ciudad o la actual situación sanitaria que ha provocado una reducción de los ingresos hacen que esta actividad tenga cada vez más complicaciones», señaló el portavoz del equipo de gobierno.

La eliminación de los coches tirados por caballos cambiaría «totalmente la fisonomía» de una ciudad que, según el portavoz municipal, «tiende, sobre todo, a la peatonalización y a que aquellas vías que queden para el tráfico rodado sean ágiles para usuarios y transporte público. Este tipo de licencias, con esta fisonomía de ciudad, tienen difícil encaje», agregó.

Según Romero, la mayor parte de los titulares de las licencias han mostrado su interés en renunciar a los permisos por la caída de la rentabilidad del negocio.