­El expresidente de la Junta de Andalucía, José María Rodríguez de la Borbolla, se sienta en los mismos pasillos del Ayuntamiento de Antequera por los que hace ahora 40 años corría de un lado para otro junto a Fernando Soto. Así recuerda los previos de aquella negociación del 4 de diciembre de la que salió el Pacto de Antequera, que permitió conseguir el estatuto autonómico andaluz.

Quiero enseñarle una foto que he visto en la exposición del Pacto de Antequera, sale usted junto a Fernández Viagas.

Esta foto, se ve en la cara, era un momento ilusionante, se nos hizo en el parque María Luisa de Sevilla para la campaña de 1979 y creo que es de las pocas en las que Plácido aparece sonriendo. Él va detrás, protegiéndome, siempre lo vi como un padre y quería su protección, y algo así salió en esa relación.

¿Cómo era Plácido Fernández Viagas?

Decía que hay que trabajar políticamente desde la reflexión, pero con imaginación, ésa es la base del trabajo en cualquier labor. Yo le añadiría voluntad, voluntad e ilusión de la imaginación.

Hay más fotos de aquel 4 de diciembre que, dicen, era una mañana lluviosa y fría, y pocos sabían lo que se cocía en este Salón de Plenos.

Bueno del día recuerdo poco -confiesa sonriente- yo recuerdo los momentos de negociación, de encuentro, de cómo Ignacio Gallego me decía Pepe yo cuánto tengo para hablar y le respondí tres minutos, él me dijo vale. Cuando intervino despertó tres veces el aplauso. Gallego era un personaje que a mí me encantaba escuchar. Un monstruo de la retórica. Recuerdo a Fernando Soto por los pasillos retocando o las millones de conversaciones con José Javier Rodríguez Alcaide.

Hablan de que el consenso fue la base pero ¿cuáles fueron las claves para que once partidos se pusieron de acuerdo?

No hubo grandes dificultades y a mí la palabra consenso no me gusta mucho, a mí me gusta más el acuerdo, la transacción y eso es lo que le falta a la política actual, la voluntad de transaccionar, de acordar. Lo que aquí en Andalucía llamamos hay que hacer un trato. Hay que hacer tratos permanentemente, con la gente para que te apoyen y con los demás grupos políticos para gobernar, si no uno piensa que tiene la verdad revelada y que además el mundo lo tiene que inventar uno. Lo que yo llamo los Adán de la política, que creen que el mundo es nuevo cada día; no, mire usted, el mundo ya está y lo que hay que hacer es administrarlo.

Habría que hacer este tipo de reflexiones en Cataluña.

Allí no están para entenderse unos y otros; los primeros que tendrían que entenderse son los catalanes entre sí, los independentistas entre ellos, después con los que no lo son, y después que nos digan lo que quieren.

¿Cree que con el panorama político actual hubiese sido posible un pacto como el de aquel 4 de diciembre de 1978?

Imposible, primero por esa visión adanista de la política de la que le he hablado, segundo porque la política se entiende hoy, no sólo en España sino también en Europa y el mundo, como una especie de cesarismo plebiscitario; yo soy César tu eres la plebe: O me dejas seguir a mí o el diluvio. Ahora hay muchos cesaristas de pacotilla.

¿Y cómo entra en esa filosofía el gobierno de Pedro Sánchez?

Yo de eso... los votantes tendrán que decirlo en su día.

Hablemos de Andalucía, ¿qué le parece el adelanto electoral?

Es lógico teniendo en cuenta las circunstancias políticas, pero ha sido muy relativo porque hablamos de tres meses antes, y lo que espero personalmente es que se consoliden las posiciones del Partido Socialista y que Susana Díaz pueda seguir dando lo mejor de sí misma.

¿Cree que los casos de corrupción están marcando el panorama político?

Yo creo que cualquier caso de duda en la gestión pública se debe de solventar ante la justicia y se debe permitir que la justicia lo resuelva serenamente, la realidad española actual, como la mundial, cualquier incorrección administrativa o en la gestión pública se convierte rápidamente en un escándalo y en un rasgamiento de la vestidura, pero los jueces dirán.

¿Qué retos tiene Andalucía?

El reto ahora es seguir consolidando sus estructuras, potenciar la integración económica y modulación del modelo económico andaluz, y revisar lo que podían ser usos o hábitos del pasado y me refiero a la producción legislativa, qué instrumentos hacen falta para la gestión y cuáles no. Andalucía necesita desde mi punto de vista seguir dando pasos hacia adelante, pero sin correr ni buscar récord, hay que hacerlo con orden.

¿Volvería a presentarse?

No, ya no tengo edad, estoy tranquilo y me levanto pensando en otras cosas -sonríe Rodríguez Borbolla mientras se queda hablando del protagonista de la última novela que ha leído, Falcó de Pérez Reverte.