Combate biológico

Lucha a muerte entre dos avispillas para salvar el castañar de Málaga

Tras intentar acabar con la plaga sin éxito con ensayos químicos, repelentes y otros invertebrados, la introducción de otra especie de avispilla parece estar dando resultado en el Valle del Genal

Imagen de la avispilla Torymus sinensis, especie introducida para frenar  a la Dryocosmus kuriphilus, procedente de China, cuya invasión en el castaño estaba acabando con la producción del castaño malagueño

Imagen de la avispilla Torymus sinensis, especie introducida para frenar a la Dryocosmus kuriphilus, procedente de China, cuya invasión en el castaño estaba acabando con la producción del castaño malagueño / IFAPA

Jorge Molina (EFE)

La invasión de la avispilla del castaño que estaba acabando con la producción del fruto en Málaga empieza a remitir gracias a la introducción de otra especie que la parasita, una lucha biológica que está consiguiendo resultados tras intentarlo sin éxito con ensayos químicos, repelentes y otros invertebrados autóctonos.

Esta lucha biológica a través de un insecto importado está siendo dirigida científicamente por el Instituto de Investigación y Formación Agraria, Pesquera y Alimentaria (IFAPA) en la provincia malagueña, donde existen más de 3.500 hectáreas de castaño, sobre todo en el valle del Genal.

Es uno de los destinos de naturaleza más frecuentados en otoño por las coloraciones de sus hojas. También suponen una fuente de ingresos, ya que la producción de castañas se exporta en un 60 %, en particular a Italia.

La presencia de la plaga de avispilla dejó la producción en testimonial, según explica a EFE Fina Márquez, castañicultora de Jubrique que señala que ha vendido 100 kilos de castaña a la cooperativa cuando había llegado a recolectar 4.500.

La introducción de la avispilla Torymus sinensis que parasita a la invasora –Dryocosmus kuriphilus, procedente de China- se realizó en un proceso muy controlado, al ser una especie también exótica.

Eva Wong, investigadora del IFAPA malagueño, señala que se hicieron sueltas experimentales hasta 2019 a través de agentes de Medio Ambiente de la Junta que repartían ejemplares entre las fincas, con las premisas de que no pasaran del castañar a encinas y alcornoques; y que no se reprodujeran con especies autóctonas.

Imagen de la avispilla Dryocosmus kuriphilus ovipositando

Imagen de la avispilla Dryocosmus kuriphilus ovipositando / IFAPA

Los resultados definitivos de la lucha biológica se conocerán hacia 2026, pero los agricultores confirman su efectividad. Francisco Boza considera que “está dando resultado, se ve la recuperación, quizás un poco más lento de lo que quisiéramos”.

Fina Márquez, que cuenta con cinco hectáreas de castañar, constata los resultados. La compra de avispillas ‘buenas’ la realizan ya los agricultores, al precio de unos 130 euros cada 200 animales.

La avispilla del castaño entró en Málaga en 2014 tras la aparición en Italia en 2002. Introduce sus huevos en las yemas de los castaños, y al eclosionar forman agallas con una cámara interior donde se desarrollan la pupa y el adulto.

Fina Márquez indica que cuando Italia se quedó sin producción los agricultores malagueños vendían a un precio alto, hasta que también padecieron ellos la plaga.

Las variedades más afectadas bajaron la producción al 20 %. Aunque la plaga parece tener fin, en los castaños ha aparecido otro problema, un hongo. “Es mucho más peligroso que la avispilla, porque las plagas se combaten mientras las enfermedades son más difíciles. Para los hongos no hay solución en el mercado”, señala a EFE Francisco Boza, también responsable del sector en COAG.