Semana Santa 2024

Miércoles Santo de Mayor Dolor, lluvia y lágrimas en Antequera

El tiempo dio una tregua por la mañana para que los antequeranos pudieran ver el traslado legionario del Cristo del Mayor Dolor, que no salió por la tarde en procesión ante la amenaza de lluvia

Entronización legionaria del Cristo del Mayor Dolor en Antequera.

Entronización legionaria del Cristo del Mayor Dolor en Antequera. / Ismael Luque

Tampoco pudo ser. El ecuador de la Semana Santa antequerana volvió a estar marcado por la lluvia en una jornada en la que cientos de fieles esperaban poder ver a la Legión y a su Cristo y Virgen del Mayor Dolor por las calles de la ciudad el Miércoles Santo, después de que ninguna cofradía haya podido procesionar todavía este año como consecuencia de las precipitaciones. Pese a que el día amaneció con algunos claros, el pronóstico meteorológico durante la tarde no daba lugar a la esperanza, que fue disminuyendo con el paso de las horas.

El tiempo sí que dio una tregua, en torno a las ocho y media de la mañana, para celebrar el solemne besapié, que fue el preludio de la celebración de la santa misa, a las doce del mediodía. Tras ello, llegó el momento del traslado legionario. Las nubes se abrieron para recibir al Cristo del Mayor Dolor en toda su esencia a hombros de caballeros legionarios.

Las calles se tiñeron de color verde legionario para presenciar uno de los momentos más esperados del Miércoles Santo antequerano. Bajo saetas y alabanzas al Cristo flagelado, comenzó la entronización y una pequeña procesión por las calles aledañas hasta llegar a la plaza del Coso Viejo, dónde tuvo lugar el instante culmen de la mañana.

Rodeada por una marea humana, la figura barroca del Señor del Mayor Dolor, obra del antequerano Andrés de Carvajal, hizo una parada frente al monumento ecuestre del Infante don Fernando, donde se entonó el himno legionario del Novio de la Muerte, que fue correspondido con aplausos y vivas a la Legión.

Un cofrade no puede contener las lágrimas en San Sebastián.  | ISMAEL LUQUE

Un cofrade no puede contener las lágrimas en San Sebastián. | ISMAEL LUQUE / amanda pinto. ANTEQUERA

«No tengo palabras. Ver a nuestro Señor así y a Antequera rendida a él es algo único. Ojalá esta noche podamos procesionar», comentaba Enrique, hermanaco de la cofradía, mientras regalaba una mirada firme a su Cristo del Mayor Dolor.

Pero no pudo ser. Conforme pasaban las horas la densidad de las nubes aumentaba, al igual que lo hacía la desilusión de todos los penitentes de la cofradía del Miércoles Santo, que esperaban a las puertas del templo de San Sebastián una decisión tras la celebración del Desfile de la Armadilla, a las ocho de la tarde.

Una hora después, la Junta de Gobierno de la cofradía de la penitencia y el silencio anunciaba lo que nadie quería escuchar. La procesión se cancelaba por la lluvia, que sería constante durante toda la noche. «Debido a la complicada situación meteorológica nos vemos obligados a suspender nuestra estación de penitencia».

En cuestión de segundos, el templo se inundó de abrazos, llantos y consuelos encabezados por los cofrades más jóvenes, que se quedaban sin ver al Cristo y la Virgen del Mayor Dolor por las calles de la ciudad, pero con el consuelo de disfrutar y clamar a las imágenes a las puertas de su iglesia y bajo la guardia de la Legión.

Los penitentes del Mayor Dolor no podrán lucir este año sus nuevas ropas. Tampoco se hará gala de la nueva iluminación de las tulipas del trono de la Dolorosa ni del inconfundible sonar del Tercio de La Legión, de los tambores tras el Señor de la Asociación Músico–Cultural Nuestra Señora de la Oliva de Arahal y de la Asociación Musical San Isidro Labrador de Churriana, que iba a acompañar a la Virgen.

La cofradía empieza ahora a pensar en la salida del próximo año, con la esperanza de poder ver a sus Sagrados Titulares presidiendo nuevamente las calles antequeranas el Miércoles Santo.