Un discurso sobre la necesidad de convertir en inmortales a las comunidades outsiders, adolescentes, viejas, queers y cuerpos al margen, hacer de ellos bandas callejeras que vivan el deseo como un estado romántico inmortal, contra el consumo rápido, como herramienta de destrucción de la sociedad afectivocapitalista. Desde el escenario se mira de lejos el concepto de revolución: como un romanticismo cinematográfico imposible.

Alberto Cortés se forma en Dirección y Dramaturgia e Historia del Arte e inicia su carrera profesional en 2008 con la compañía Bajotierra. En 2012 comienza un camino personal basado en la dramaturgia contemporánea, la periferia y el cuerpo. Actualmente desarrolla sus creaciones y acompaña los procesos de otros creadores.