Esta exposición presenta por primera vez al público una colección privada de arte, la de Jennifer Green. Una empresaria radicada en Londres que ha reunido un grupo excepcional de pinturas y dibujos que reflejan el esplendor de la creación artística rusa de los siglos XIX y XX. A la vez, el propio criterio de la propietaria, que por propia voluntad deja fuera el Realismo Socialista, basado en el adoctrinamiento, para apostar por los artistas más libres e imaginativos.

Según las propias palabras del comisario de la exposición, Ivan Samarine, nos encontramos ante una de las colecciones más significativas de cuadros rusos en manos privadas, y tanto más notable por haberse formado fuera de Rusia en los últimos veinte años, los cuadros de Jenny Green son tan extravagantes y coloridos como su dueña.

Su entusiasmo, energía y ojo para el glamour la ubicaron en el centro de la escena de la moda de Kings Road, en Londres, a fines de la década de 1960, en la que desempeñó un papel fundamental en la vida de la boutique Granny Takes a Trip, que vistió a famosas superestrellas del rock’n’roll. Apasionadamente dedicada a la estética en todas sus formas, Jenny eventualmente pasó de la ropa a la pintura rusa.

La exposición presenta al público por primera vez obras maestras de la pintura rusa reunidas por Jenny Green, rastrea su desarrollo como coleccionista, examina sus influencias e intenta responder a la pregunta: ¿qué tiene el arte ruso que entusiasmó tanto a una mujer inglesa en Londres en el siglo XXI?

Con 78 obras datadas entre 1876 y 1980, reúne nombres sobresalientes del arte ruso como Venetsianov, Ivanov, Aivazovsky, Repìn, Serov, Bakst, Benois, Kandinsky, Serebriakova, Larionov, Goncharova, Chelischev o Essaian, testimoniando no sólo la evolución del gusto en Rusia desde el Romanticismo hasta la agonía del régimen soviético, sino también el destino de sus artistas entre el arraigo y el exilio. A todo esto se suma el hecho de ser la primera vez que esta exquisita colección sale a la luz pública.