En la España invadida por los franceses a principios del siglo XIX, el pueblo acude frente a las estatuas de Don Quijote y Sancho Panza para implorar su ayuda. El clamor popular intenta revivir el espíritu del hidalgo caballero, siempre a la defensa del amor, la libertad y la justicia. La imagen de Dulcinea en medio de la multitud, evocación del ideal amoroso, conmueve a Don Quijote y, acompañado por su escudero, responde al llamamiento de los ciudadanos.

El rigor artístico-técnico de sus bailarines y la amplitud y diversidad en la concepción estética de los coreógrafos,

hacen que el Ballet Nacional de Cuba ocupe un lugar sobresaliente entre las grandes instituciones de su género en la escena internacional así como en la cultura hispanoamericana contemporánea. Su línea artística parte del respeto a la tradición romántica y clásica, estimulando al mismo tiempo el trabajo creativo de coreógrafos que indagan en la expresión contemporánea. En 2018 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación Cubana.

Fundado en 1948 por la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, actualmente la cubana Viengsay Valdés es su primera bailarina y directora de la compañía.