La pasta es un alimento versátil y sencillo de preparar, por lo que recurrimos a él a menudo. La hacemos de mil maneras y siempre creíamos que lo difícil era calcular la cantidad exacta de pasta cruda, sobre todo al cocinar para uno. Pero donde solemos equivocarnos es con el uso de la salsa.

¿Cómo usas la salsa en los platos de pasta y cómo deberías utilizarla? 

Pones la pasta a cocer, cuando está en su punto la retiras del fuego, escurres el agua de cocción para proceder a añadir la salsa y ya has arruinado el plato. No decimos que no esté rico, solo que puede estar mucho mejor.

El secreto de la pasta está, además de en dejarla al dente, en no tirar el agua de cocción, sino apartarla. Emplea una parte de esa agua para elaborar la salsa casera que vayas a utilizar, pues el almidón que contiene ayudará a que ligue mejor, y echa la salsa sobre la pasta, una vez la hayas sacado de la olla con su agua de cocción y colocado sobre el plato.

Es decir, utiliza salsa preparada con agua de cocción de la pasta y no la viertas en la olla, hazlo sobre la pasta escurrida servida en el plato.

Reserva el agua de cocción de la pasta por si debieras calentarla más adelante y, si tu receta lleva queso rallado, añádelo a la salsa cuando la estás preparando al fuego en una cazuela o sartén antiadherente y no sobre el plato ya listo.

Como verás, parece ser que muchos venimos haciéndolo todo mal por un error heredado o mal aprendido. La verdad es que esta versión de la pasta es tan diferente en su modo de preparación como para merecer la pena probarla. Una vez hayas podido comparar, tú decides cómo prefieres tus platos de pasta, aunque quédate con el dato sobre cómo se prepara correctamente por si algún día tienes invitados.