Bruselas considera que los planes frente a la crisis de los países de la UE pecan de optimismo. ¿Debe ser optimista un gobierno? Obvio es que desde la tarima de director de orquesta se puede hacer todo menos desfallecer, aunque sin llegar a levitar. En mi opinión un gobierno debe transmitir optimismo, pero a la vez hacer sus planes bajo el peor escenario, y sin creerse jamás el optimismo que transmite. Si para que la fiesta no decaiga presenta un plan optimista, debe trabajar en paralelo en otro alternativo basado en los augurios más sombríos. El caso del político que se cree todo lo que, por legítimas razones de animación, ha predicado, puede llegar a ser dramático. Así pues, señores gobernantes, de España y de fuera, sigan con su proyecto optimista, pero tengan laborando en secreto, por si acaso, a los proyectistas más cenizos, y listos en el sótano los equipos de rescate. Por favor.