Paquito y poco más

Junio se asienta, la primavera se aleja y las playas se llenan de gentes ociosas que no tienen otra cosa que hacer. Como ayer, como siempre. Porque hay cosas que no cambian nunca, como Paquito. Porque Paquito es la Penélope de El Palo. Y no pienso en P. Cruz si no en aquella otra, la espartana, la esposa de Ulises a la que le dio la chalaura de tejer de día y destejer de noche mientras su hombre no volviera a su lado. ¡Con lo lento que navegaban los barcos griegos! Aún recuerdo una película que hicieron los americanos hace muchos años. El Señor los haya perdonado, porque la historia ni queriendo, puede ser cierta.

Paquito, nuestro niño-casi anciano, se sienta en un banco de madera de nuestras calles y se pone a tejer una cinta multicolor con gran maestría y paciencia mientras vamos y venimos a nuestras cosas. De vez en cuando le preguntamos: «¿Cómo va tu costura, Paquito?» Y él contesta ofendido: «Esto no es una costura, esto es una obra de arte, que me lo ha dicho Don Andrés». ¡Ea!, que su autoestima está más alta que la del PP desde las pasadas municipales.

¿No se les pone la carne de gallina cuando hablan de que el metro va a pasar por debajo de nuestras casas? Yo estoy sin pegar un ojo desde que me enteré. Me preocupan los restos arqueológicos porque se respetan muy poco, los atascos que se van a producir en nuestras carreterillas de acceso a nuestros barrios, en fin, no es que una esté en contra del progreso, lo que me ocurre es que no me fío de nuestras ligerezas tales como: «Si no pasa ná».

No es que pretenda que sigan el ejemplo de nuestros mayores del Medievo, en lo que a modos de construir se refiere, pero mirando al monte pienso: «Lo bien hecho, bien parece», que decía aquella pobre mujer mientras contemplaba al canalla de su hombre colgando de la horca.