La noria, por Laura Mata

No me atrevería a escribir si no me doliera la bella ciudad de Málaga. He hecho una visita junto a mi familia y unos amigos esta semana y me ha provocado mucha tristeza el hecho de que semejante «cacharro de feria» nos haya rememorado la antigua fama de la Málaga de turismo barato. Por varios meses pensé que el objetivo del Ayuntamiento era promover una ciudad cultural y con clase en la que no cabe ningún resquicio de ese concepto tan pasado y hortera de la Málaga de los 70 donde los «guiris» venían a tomar vinos baratos con el respeto de mi querida Torremolinos…

Desde la terraza de nuestro hotel era inevitable divisar tan enorme pieza de metal, sin ningún diseño peculiar ni firmada por un arquitecto local... Sólo se trata de una versión gigante de una feria de pueblo. Tenemos artistas y diseñadores merecedores de una obra de dimensiones faraónicas.

Hemos oído en el hotel que los turistas no visitan esta atracción y desde luego, no es para menos!

Sin arrogancia ni la verdad en la mano, considero que la ciudad tiene atractivos suficientes y ofrece actividades culturales estupendas como para estropear esta nueva imagen. No seamos nosotros quienes nos echemos piedras encima y recordemos a los turistas un pasado que no nos ha favorecido en turismo de calidad. Su tamaño puede ser un riesgo ya que la gente puede ver la ciudad con ella y desde luego no es la mejor embajadora. Una pena.