La precariedad en los medios de comunicación no es diferente al resto de sectores, pero en este se suma la inmediatez que lo hace especialmente complejo y estresante, y la noticia se va a tu casa, con tu familia e invade ese espacio, en demasiadas ocasiones, mediante el correo, el teléfono, … El mundo de la comunicación, por excelencia, sigue sin asumir el lenguaje no sexista entre sus herramientas de comunicación. Es casi imposible, encontrar un medio que utilice un lenguaje inclusivo de hombres y mujeres. La igualdad de género en las relaciones laborales, tampoco ha evolucionado en este sector.

A pesar del desarrollo vertiginoso que ha sufrido en los últimos años con la prensa digital, las redes sociales,… En esta evolución positiva y repleta de creatividad, se ha olvidado la igualdad de género.

En el top de los 10 periodistas más influyentes de nuestro país, sólo una es mujer. Según datos de la Federación de asociaciones de periodistas, el 78% de los periodistas de opinión son hombres. Sólo el 17% de las columnas políticas están escritas por mujeres. La opinión masculina versa sobre contenidos de ciencia (93%), deporte (90%) y economía (88%), mientras a las mujeres se les otorgan espacios sobre sociedad 40% y estilo de vida 39%. De los cerca de 1.500 periodistas de opinión identificados, 332 son mujeres. Soledad Gallego Díaz, columnista de El País, afirma que «La opinión es un espacio de poder, por eso los hombres no quieren dejarlo en manos de la mujer»; también en el ámbito de la comunicación las mujeres tienen que disputar el poder a los hombres. De los cerca de 1.500 periodistas de opinión, 332 son mujeres.

Las direcciones de los medios siguen siendo en su mayoría masculinas, y los cargos de responsabilidad ejercidos fundamentalmente por hombres. Las mujeres intentan abrirse camino en un sector masculinizado, y sigue valorándose de ellas la imagen física a la que se le pone fecha de caducidad.

Los debates continúan vergonzosamente masculinizados. La mujer, en el mejor de los casos, está relegada al magacín, mientras los varones aportan la intelectualidad. Salir de este esquema no es nada fácil, y son muy escasas las mujeres que lo logran.

La conciliación con la vida familiar es un fin inalcanzable, tanto para ellos como para ellas, pero en las mujeres con mayor dificultad, ya que en el ámbito familiar arrastramos lacras centenarias que hacen que la falta de implicación en las responsabilidades familiares de los hombres ha de ser cubierta por las mujeres.

El sector, como muchos aún, también está empañado por el acoso oculto, como otros ámbitos de la sociedad, condicionando el acceso a los puestos de trabajo en no pocas ocasiones.

Los medios de comunicación deben promover un cambio hacia una sociedad mejor, más solidaria y más igualitaria. Ellos, que tienen la capacidad de entrar por nuestras casas y nuestras vidas, ostentan una situación de privilegio que puede favorecer alcanzar la igualdad hacia una sociedad en la que seamos compañeros y compañeras. Por ello, las empresas dedicadas a la comunicación debieran cumplir con un código ético en anuncios, programas, tertulias, designación de personas con actitudes responsables y respetuosas en la igualdad, que contribuyan a extender unos valores que la sociedad hoy masivamente está reclamando en las calles.

En este cambio necesario, han de comenzar por el propio funcionamiento de los medios, potenciando la igualdad de hombres y mujeres profesionales de la comunicación. Promoviendo la participación de mujeres y las noticias de mujeres, las programaciones sin tópicos sexistas, excluyendo la publicidad que vulnere la igualdad de género, ampliando la difusión del valor de la igualdad… Deben potenciar la igualdad en el ámbito laboral y acortar, hasta su eliminación, la brecha de género, y las distancias para el desarrollo profesional de las personas profesionales de la comunicación.

Es momento de entender el feminismo, no desde la exclusión, sino desde la inclusión con el firme convencimiento de la aportación de todas las personas, también periodistas hombres y mujeres. Es momento de interiorizar el feminismo y de difundirlo, no por corrección u oportunidad política, sino por convencimiento personal y colectivo.

Por ello hoy día 8 de marzo, las mujeres del mundo de la comunicación han decidido dar un paso adelante, porque ellas como muchas de nosotras, también están un paso por detrás de sus compañeros, y recorrerán las calles de Málaga con su pancarta feminista, que se sumará al resto de colectivos, enarbolando la igualdad, también en los medios de comunicación.

*Hernández Martínez es secretaria de Comunicación de CCOO Málaga