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Espacio abierto

Huele a elecciones

Ni han pasado sesenta días desde la moción de censura y ya el PSOE contempla adelantar elecciones. Pretendía Pedro Sánchez y sus socios separatistas con la moción dignificar no se qué, algo sería, pero dignificar no han dignificado nada. Difícilmente puede un partido dignificar allí cuando aquí el dinero de los parados se lo gastan en putas o, como diría Carmen Calvo, en contribuir con fondos públicos a fomentar la inclusión de género mediante políticas activas de apoyo al sector. Al fin y al cabo las meretrices eran pagadas con el presupuesto de la Junta de Andalucía.

Haya adelanto electoral o prefiera Sánchez esperar a llevar a su señora a algún otro concierto en avión oficial, lo cierto es que estos dos meses han sido muy prolíficos en memeces para recordar.

Dejando a un lado los temas serios como la subida de impuestos; subida del gasóleo y su repercusión en precios y subida del IPC; freno al crecimiento económico y el efecto llamada a la inmigración irregular. Hoy España ya supera a Italia en llegada de inmigrantes por mar, con la cifra más alta desde 2008. Lo cierto es que el dueto Sánchez-Calvo, que en cuanto a ocurrencias superan a Gila y la Cantudo, nos ha inundado los whatsaps de gifs, videos e imágenes graciosas, tantas como la memoria de nuestros móviles hayan podido soportar. De esta algunos han petado, móviles por supuesto. En estos tiempos siempre es de agradecer que alguien, o algo, nos hagan reír, y más aún cuando nuestro gobierno se ocupa más de los restos de Franco que de los problemas de los españoles.

Por recordar, el temor de la vicepresidenta a que nos visitara alguien de otro planeta y, al ver que la Constitución habla de diputados, senadores y miembros del gobierno, pensara que en España no existen mujeres. Pero sí existen, sólo tendría que explicar, y nadie mejor que ella misma con su léxico fluido, que según la R.A.E se usa el genérico del masculino para designar a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos.

No todas las tonterías hacen gracia. Justificar el viajito en avión oficial para ver un concierto como «agenda cultural del presidente», no la tiene. Como tampoco la frivolidad con que ha pretendido abordar la reforma del Código Penal con el tema del consentimiento expreso como elemento necesario para la realización del acto sexual. Menos mal que esta vez no ha recurrido a los marcianos ni se ha metido en el jardín de aclarar si el consentimiento, por ser expreso, habría de ser escrito, ante notario o ante testigos, sean o no extraterrestres.

No es comedia, representación o teatro, es el gobierno de España y ya el tema pierde la gracia, es algo más serio que el esperpento al que asistimos y para el que no hemos sacado entrada. Pero mientras no baje el telón seguiremos buscando la respuesta de cómo y qué han venido dignificar.

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