Ana Pastor ha concedido una entrevista a Moreno Bonilla. O sea, Pastor concede consagrar a Bonilla. Entrevistarlo. Lo mete en los sofás del españolito medio un domingo por la noche. Lo que pasa es que el españolito medio un domingo por la noche está para series y buen vino; para Gran Hermano o El Peliculón. En cualquier caso, más de un milloncete de espectadores, que se dice pronto, acompañaron un rato a la más famosa entrevistadora y al nuevo presidente de la Junta, que anunció que venderá suelo público, empequeñecerá Canal Sur, no incrementará el presupuesto para la sanidad y bajará mucho los impuestos. Dijo varias veces que quiere que Andalucía se parezca a Madrid, no significando tal cosa que vayamos a importar el oso y el madroño, Cibeles, Torrespaña y al acabar agosto vaya, vaya, aquí no hay playa.

Hablaba más bien de la carga impositiva. A uno, lo que le gustaría que importaran de Madrid (además de Lucio, Lhardy, Sinsombrero o el Chicote, el templo de Debod y la Gran Vía) es que los comercios abrieran los domingos y así -nótese la perogrullada- poder comprar los domingos. No es una idea económica, liberal o proletaria, es una idea fundamentalmente egoísta, los domingos no está uno para generosidades y sí para comprar algo que almorzar, productos de limpieza, un papelón de dulces, una americana, una camisa para el zagal o viandas para el resto de la semana, semana en la que anda uno como pura por rastrojo laborando y agobiado (o extasiado) con compromisos sociales o de otra índole, que ya sean placenteros o directamente un coñazo sufrible, consumen tiempo. No nos da tiempo a hacer la compra.

Después de ver a Moreno Bonilla pastoreado nos pusimos a ver «Vota Juan», protagonizada por Javier Cámara, que interpreta a un ministro de Agricultura con ambiciones y que por cierto está obsesionado con los medios, con salir en ellos, con ser entrevistado por figuras del periodismo. En TNT. Comedia saludable de gran trabajo actoral, con una María Pujalte estupenda en el papel de jefa de prensa. Fue, o sea, una noche política para acabar la semana que sin embargo, por ser día laborable para el que suscribe, fue como lunes, es decir un lío, el mismo lío que no tener donde comprar un domingo, sí, sí, hay chinos, ya lo sé, pero me refiero a otras cosas, menos mal que había frutos secos y Beronia, de Rioja, que alivia la cuesta de enero y propicia el sueño, que no las ensoñaciones.