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Marcaje en corto

Fran Extremera

La 'receta' Famalicao

Vila Nova de Famalicao está de fiesta. En realidad lleva de fiesta desde que hace unos meses su modesto equipo de fútbol, fundado allá por 1931, se hizo un hueco en la Primera División portuguesa. Pero ahora las celebraciones son superlativas. Después de cinco jornadas, la escuadra del distrito de Braga continúa al frente de la tabla clasificatoria con cuatro victorias y apenas un empate. Sigue por encima de Oporto, Benfica o Sporting, a pesar de que su valor de mercado apenas supera los 20 millones de euros.

Ahora que tanto fuego abierto tenemos en España, con el Málaga CF en el punto de mira por su desastrosa planificación deportiva y las ataduras de los nuevos límites salariales, vuelvo a recordar los mismos parámetros que han consolidado en la máxima categoría a otro modesto como el Eibar. Porque la ciudad del Famalicao prácticamente tiene los mismos habitantes, alrededor de 30.000, que el municipio que incluso ha conseguido desafiar durante estos últimos años a los históricos del fútbol vasco.

La receta también se parece sobremanera. Su primer ingrediente es hacer piña en el vestuario, algo que en las entrañas del estadio de Ipurua vivió en primera persona Adrián González, capitán malaguista que en estos duros momentos ha vuelto a convertirse en ejemplo de futbolista dentro y fuera del terreno de juego. Otro condimento imprescindible y que también atesora el nuevo Famalicao es el de acoger en su seno a talentos muy jóvenes, pero con un hambre de éxitos incuestionable. En toda entidad que aspire a hacer posible lo imposible, máxime cuando los recursos están por debajo del 10% de los grandes capitales de la competición, es imprescindible encontrar nombres anónimos que, potencialmente, compensen con calidad técnica y entrega lo que sus nóminas en absoluto dictan.

¿Imaginan a un filial de cualquier equipo español jugándole de tú a tú a Atlético de Madrid, Real Madrid o Barcelona? La media de edad del Famalicao se sitúa en apenas 23 años. No hay otra escuadra con una plantilla más joven en la Liga NOS, como es conocida en el país luso la Primeira Liga. Y ahí es donde empezamos a desvelar algunos de los secretos mejor guardados en Vila Nova de Famalicao. Otro es el de que suman ya siete temporadas con un conjunto a coste cero. Sí, sin inversión alguna. Después de un cuarto de siglo sin subir a Primera (en el estadio apenas caben 5.300 espectadores), a través de inversores comunes en clubes como el Atlético de Madrid, ha incorporado como cedidos al español Álex Centelles y a jugadores como Tymon, Diogo Gonçalvez, Schiappacasse, Fabio Martins, Uros Racic, Nehuén Pérez o Vítor. Pero a su vez ha logrado atar futbolistas libres, sin tener que abonar un solo euro a modo de traspaso, otro español como Toni Martínez, Phete, Lameiras o a Gustavo Assunçao.

Pero el artífice de todo, más allá de lo mucho contado hasta aquí, también tiene un nombre propio. Y no es otro que el del técnico João Pedro Sousa, de 48 años y experimentado como segundo de Marco Silva en la Premier. Él es el encargado de que esta orquesta suene sin una nota desafinada.

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