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Tribuna

Reflexiones sobre el gasto sanitario en España y el covid-19 (1)

En lo que respecta a la capacidad de respuesta de España a una pandemia desciende al puesto quinceavo

El gasto sanitario de un país se mide por el coste de sus servicios sanitarios públicos y privados. Para aproximarse al cálculo de este gasto, contamos con numerosas estadísticas que recogen interesantes informaciones sobre los distintos costes que según las clasificaciones económicas o funcionales ofrecen los países. Recuerdo en mi etapa de administrador de hospitales, la multitud de funciones, actividades y programas existentes para medir con precisión el coste real del complejo mundo sanitario.

Según datos de la OCDE a 2018, los norteamericanos son los que ostentan el récord en mayor gasto sanitario público y privado mundial con unos 10.600 dólares por persona, aunque es un sistema duramente criticado por buena parte de los propios norteamericanos. Alemania le sigue a mucha distancia con unos 5.990 dólares por ciudadano, encontrándose España en el noveno lugar con 3.323 dólares. De estos gastos se excluyen las inversiones.

Cuando el 30 de enero, la Organización Mundial de la Salud declaró el Estado de Emergencia Global por el coronavirus, afirmaba que una de sus preocupaciones era que este virus se propagase «a países con sistemas de salud que no estén lo suficientemente preparados para hacerle frente». De esta manera se estableció el índice 'Seguridad Sanitaria Global', que compara a los países según su capacidad de respuesta ante una epidemia o pandemia. España ocupaba el puesto número 15 de la clasificación mundial, con 65,9 puntos de los 100 posibles, siendo los Estados Unidos el mejor preparado, con 83,5 puntos, seguido de Reino Unido con 77,9, aunque pueda extrañar por lo que venimos observando en dichos países. De estas cifras, una primera reflexión, mientras España es el noveno país en el mundo por gasto sanitario, en lo que respecta a su capacidad de respuesta a una pandemia desciende al puesto quinceavo.

Aunque la OMS había declarado el día 30 de enero el estado de Emergencia Global, el Gobierno español esperó al 11 de marzo, cuando la citada organización declaraba la pandemia internacional por el Covid 19, para acordar el 14 de marzo el estado de alarma, para adoptar medidas de confinamiento contundentes dado que no se puede acabar con el virus sino que tan solo lo que se puede hacer es impedir que nos infecte como sí hemos podido conseguir parcialmente con otros virus, que en estos meses también están tomando protagonismo, en especial la gripe, lo que ha llevado a muchos expertos a señalar la conveniencia de ligar las cifras de fallecimientos en España por coronavirus con la mortalidad esperada en estos meses sin el efecto de este virus.

Para ello, el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) en España, que utiliza la información de mortalidad por todas las causas que a diario ofrecen los registros civiles informatizados del Ministerio de Justicia, nos ofrece una información importante para establecer los impactos de este nuevo virus. De esta manera, el Ministerio de Sanidad, a través del Instituto de Salud Carlos III, señala que se comenzaron a apreciar desviaciones importantes entre defunciones esperadas y observadas en la primera quincena de marzo, y en su último informe del 7 de mayo, referido al periodo 17 de marzo al 06 de mayo de 2020, señalan que los fallecimientos esperados fueron 55.887 mientras que los observados 86.855, dándose un exceso de 30.968, a pesar de las importantes medidas de confinamiento adoptadas a partir del 14 de marzo, que han minimizado los impactos producidos por este virus pero también lo ha hecho en fallecimientos por otras causa, como por ejemplo los producidos por accidentes de tráfico. El informe señala que el exceso de fallecimientos es similar entre hombres y mujeres, concentrándose en la población mayor de 65 años, y finalizando con la enumeración de autonomías en las que se han detectado excesos, librándose tan solo Canarias y Melilla.

Respecto a Andalucía, señala que los fallecimientos esperados eran de 5.194 mientras los observados fueron 6.077, lo que ofrece un exceso de 884, un 17% más sobre lo esperado. Si lo comparamos con el resto de territorios con excesos de fallecimientos observados, comprobamos como nuestra autonomía se encuentra por debajo de Aragón con un 70,6%, Asturias 25,4%, Baleares 22%, Cantabria 45%, Castilla y León 114,8%, Castilla La Mancha 179,3%, Cataluña 71,5%, Comunidad Valenciana 27,3%, Extremadura 72,3%, Galicia 19,9%, Madrid 179,9%, Navarra 135%, País Vasco 75,2%, La Rioja 78,8% y Ceuta 275%. El total nacional era del 55,41%.

En estos días conocemos que no toda Andalucía pasa a la fase 1 de desconfinamiento, quedan fuera las provincias de Málaga y Granada, dos de las provincias que concentran el 30,71% de trabajadores de la sanidad y servicios sociales, algo por encima de lo que representan en población, un 30,62%, pareciendo, dado que soy incapaz de encontrar el modelo estadístico aplicable, que los criterios del grupo de expertos para que la provincia de Málaga no pasase, pudieran ser la incapacidad de los malagueños de garantizar la disposición de entre 1,5 y 2 camas UCI, y entre 37 y 40 camas para enfermos agudos por 10.000 habitantes en un plazo de 5 días, aunque según el diario El País, Málaga provincia cuenta con 1,5 camas por UCI en su artículo 'Residencias, UCI y aglomeración: los puntos débiles de cada provincia para enfrentar al virus en la nueva fase'. Pero pudiera ser que nuestro apalancamiento sea fruto de la propia petición de la Junta si esta ha admitido que ciertos territorios de nuestra provincia no cumplen con los requisitos establecidos por la Orden SND/387/2020 para la transición a la 'nueva normalidad', según los comentarios del coordinador Fernando Simón, aunque alivia para algunos y asusta para otros, su otro comentario respecto a que en una semana, por arte de birlibirloque, los malagueños pasaremos a los 'encuentros en la segunda fase', que técnicamente será la primera. En el próximo capítulo analizaremos los gastos sanitarios por autonomías para reflexionar sobre el esfuerzo realizado por cada una de ellas.

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