LA SEÑAL

Bulos oficiales

Vicente Almenara

Vicente Almenara

Ya lo decía la semana pasada con cifras nacionales, ahora me llegan las de la Andalucía verdiblanca de Moreno, más de 150.000 andaluces faltan cada día a su puesto de trabajo por baja médica…, pero un informe de Randstad cifra en 46.000 los que no trabajan pese a no contar con una causa justificada, salvo que la justificación sea que no les da la real gana, lo que le sucede al 23 por ciento del total de absentistas. Hay quien no trabaja porque no puede, pero haylos que no quieren. Lo suyo sería que los primeros sustituyeran a los segundos y que estos últimos se quedaran en casa, sin cobrar. Ya lo dice la Biblia, el que no trabaje que tampoco coma (2 Tesalonicenses 3:10), excepto si realmente no pueden trabajar. Pero la Biblia no dijo nada de los políticos en este sentido, lo que muchos echamos de menos.

Claro, que existen otros trucos, si no para no trabajar para trabajar menos, caso de la cita previa. El teletrabajo no se ha quedado tras la pandemia, salvo excepciones googleanas, pero ¡ay, la cita previa!, cómo te quieren tantos funcionarios. Un poner, en el Registro de la Propiedad Intelectual, en la calle Mauricio Moro, dependiente de la Junta de Andalucía, la cita te la dan para equis (muchos) días después, aunque puede que ya estés en Parcemasa, porque con el programa Ninfa, para manejarlo, necesitas 44 páginas de manual, un video…, parece…, vaya usted a saber. Después, te presentas, te mandan a la calle, a la acera de enfrente, con perdón, a una oficina de Unicaja, pagas, vuelves, entregas el justificante y te espetan que con suerte en un par de meses contestarán. Como los más de dos años de espera que lleva el puente sobre el río CAC. Rapidez, eficiencia… valores universales de las administraciones públicas españolas, si usted se retrasa un día, palo y tentetieso, pero en el campo de enfrente cita previa. ¿Y por qué no le ponemos los ciudadanos cita previa a los burócratas y a los maltratadores oficiales…?, pues eso.

No obstante lo dicho, hay cosas peores. Dictada sentencia contra Carmen Merino por el caso de la cabeza de Castro Urdiales. La señora mató y decapitó a su novio y le han caído solo 15 años, cuando los precios suben por la inflación, las condenas bajan, sea por la ley Sisí u otras poderosas razones parecidas. La buena señora, se la entregó, la cabeza, a una amiga en una caja, para que la guardara, diciendo que eran juguetes sexuales. Vamos, para un relato erótico de la Sonrisa Vertical que nuestro gran Berlanga aprobaría de inmediato. Ahora…, que la agente de la Guardia Civil que ha asesinado a sus dos hijas porque se las quería llevar a Algeciras…, ¡qué odio en el pecho!, el nuevo crimen de Cuenca, sin Pilar Miró.

También hay otros que tal bailan, como los activistas climáticos. Ahora, por fin, considerados por Alemania criminales por sus bloqueos de aeropuertos y carreteras, sus ataques con líquidos contra obras de arte… son los chicos del pegamento, que se pegan al asfalto o al marco de un Goya. Como si considerarse activista fuese un pasaporte para delinquir, pues imagínense si todos los cacos se consideran activistas sociales. Cada vez queda menos sitio, como donde nadie vota al partido de Miguel Ángel Blanco y se vota masivamente al partido de quienes le mataron. Después nos inventamos unas cuantas mentiras históricas y nos tomamos unos vinos con Bolaños. Plan B: también podemos reírnos del bando de Navidad de nuestro alcalde que arremete, presuntamente, contra los bulos y recomienda «fuentes oficiales y/o medios que contrasten sus informaciones…», pero alcalde… si las fuentes oficiales son las que más mienten, y de continuo, va de suyo, o no sabes a estas alturas de tu vida lo que es el poder…

Menos mal que siempre nos quedará Madrid. Así que nos vamos a Bugao, en María de Molina, con Moisés Chocrón y Hugo Ruiz, el chef. Si son de Ceuta, el restaurante no puede ser más que excepcional. Se lo diré a Elías, que está por la villa y corte y nos pasamos. Ah, los vinos de Canarias, de éxtasis. Jorge Guillén lo dejó dicho:

Sí, más verdad,

objeto de mi gana.

Jamás, jamás engaños escogidos.

¿Yo escojo? yo recojo

la verdad impaciente,

esa verdad que espera a mi palabra.

¿Cumbre? sí, cumbre

dulcemente continua hasta los valles:

un rugoso relieve entre relieves.

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