HOJA DE CALENDARIO

Economía en dos tardes

Feijóo necesitaría muchas tardes para ponerse al día de los entresijos de un Estado muy complejo como es el nuestro

Ayuso

Ayuso / Antonio Papell

Antonio Papell

Antonio Papell

Todavía le persigue insistentemente a Jordi Sevilla aquella anécdota que ocurrió cuando un desconocido Rodríguez Zapatero arrancaba su andadura en la secretaría general del PSOE, después de imponerse por la mínima a José Bono. Los periodistas sorprendieron una conversación entre el secretario de Economía del PSOE, Jordi Sevilla, y el nuevo líder socialista: aquel le decía a este en tono paternal tras una intervención pública: «Se te nota todavía un poco inseguro, has cometido un par de errores. Has dicho que aumenta la progresividad en lo del sistema fiscal y lo que aumenta es la regresividad, pero son chorradas...». Y poco después, le daba la solución: «Lo que te quiero decir, lo que tú necesitas saber para esto, son dos tardes». En otras palabras, el experto le decía al aspirante a presidir el país que su cultura económica de crucero podía conseguirse en unas superficiales lecciones. El chascarrillo circuló profusamente y Sevilla tuvo que escribir para redimirse un curioso libro: ‘La economía en dos tardes’, que tuvo considerable éxito.

Zapatero tenía 39 años cuando llegó a la secretaría general del PSOE en el 2000, después de una carrera política y parlamentaria que no le dio a conocer a la opinión pública. González fue secretario general del PSOE en 1974, a los 32 años, y Aznar presidente del PP desde 1990 a los 37 años. Los líderes sucesivos que gobernaron España entre 1982 y 2011 fueron jóvenes políticos que hacían todavía camino al andar, que aprendían sobre la marcha los conocimientos generalistas indispensables para ejercer aquella singular y delicada profesión. Por supuesto, ninguno de los tres sabía inglés. En aquel contexto, las palabras de Sevilla tenían sentido: salvo excepciones muy contadas, los líderes políticos de las democracias no son lumbreras de gran cultura sino personas con formación media que manifiestan un olfato especial y ejercen un atractivo singular a la hora de ejercer el liderazgo. Han de aprender por tanto constantemente durante la singladura. De cualquier modo, González, Rajoy y Zapatero salieron del cargo con un bagaje de conocimientos y experiencia incomparablemente mayor que a su llegada.

Pero hubo un cambio generacional: el sucesor de Zapatero fue Rajoy, quien alcanzó la presidencia del PP en 2004, con 49 años, y llegó al poder en 2011, con 56. Había ejercido como registrador de la propiedad y estuvo, como un comodín, en varios ministerios con Aznar. Fue un burócrata eficiente y se supo rodear de expertos que le allanaron caminos que él nunca alcanzó a pisar. Muchos creemos que Rajoy nunca entendió verdaderamente qué había sido la crisis de 2008 ni las opciones para resolverla, por lo que sus políticas fueron meramente intuitivas. Tras Rajoy, con su conocida parsimonia vital y su resignada certeza sobre su incapacidad de cambiar las cosas, se produjo otra renovación generacional a la inversa: en julio de 2018 le sucedía Pablo Casado (37 años), con mucho tiempo (teórico) por delante para aprender lo que todavía no sabía. Casado era de los políticos endogámicos que nació con la gaviota del PP a la espalda y con una preparación muy ajustada de cuanto no fuera la vida interna de su partido. Pero se podía permitir un aprendizaje, no de dos tardes sino de varios años para ponerse al día.

El experimento Casado fracasó en abril de 2022, no se sabe bien por qué, y en su lugar se recurrió de nuevo a la generación anterior, a la de Rajoy: Feijóo (61 años), sucesor de Fraga en Galicia, fue designado líder por aclamación, y aterrizó con una aureola de experiencia que produjo un efecto inmediato en las encuestas. Pero pronto se vio que su éxito gallego no era extrapolable al resto del Estado. Feijóo habla gallego pero no inglés. Y esta observación, en apariencia poco relevante, resume sin embargo la situación: Feijóo necesitaría muchas tardes para ponerse al día de los entresijos de un Estado muy complejo como es el nuestro, y de las instituciones que lo abarcan, como la Unión Europea. No bastarán dos tardes para poner al día a nuevo líder. Pero eso ya lo sabían quienes, con Ayuso a la cabeza, elaboraron la operación de la salida de Casado y de la llegada de Feijóo.

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