TRIBUNA

Somos personas

Susana Torres Serralvo

Susana Torres Serralvo

Hoy escribo para recordarle a toda la ciudadanía malagueña que la última mujer asesinada por un machista era vecina nuestra, una joven malagueña como cualquiera de las que nos cruzamos cada día. Se llamaba Paula. Y no es que la vida arrebatada a esta chica deba importarnos más por ser malagueña, pero nos pone delante de los ojos un hecho aterrador: la violencia nos rodea, no es algo lejano que les pasa a otras sino un horror que puede estar sucediendo ahora mismo a menos de 10 metros de usted. Y nos lo muestra por segunda vez este año. ¿Se acuerdan de Natalia, la mujer asesinada y mutilada por su expareja en Marbella en enero?

En Málaga la violencia machista está aumentando. Solo en los dos primeros meses de este año el 016 recibió 555 llamadas. Esto supone un aumento del 22 y del 15% respectivamente en comparación con el año pasado. Y son una parte ínfima de los casos que realmente existen. También se han incrementado los casos activos en Viogén, que son las mujeres que han puesto denuncia y en las que se ha comprobado riesgo cierto. 3.780 casos, casi 300 más que el año pasado. 43 son menores, entre 14 y 17 años. 14 años. 14.

¿Por qué recuerdo todo esto? Porque es esencial elaborar y reforzar las leyes que nos protegen de los criminales machistas; será de gran ayuda que la Unión Europea haya ratificado por fin el Convenio de Estambul (con 6 años de retraso, por cierto). Ampliar y perfeccionar los mecanismos de prevención, detección y actuación frente a los violentos es algo que no vamos a dejar de reclamar, igual que exigimos que el Gobierno andaluz deje de recortar en el capítulo de lucha contra los asesinos machistas, que ejecute lo presupuestado, y que ponga en marcha de verdad y de una vez la comisión de seguimiento contra la violencia de género. Todo esto es necesario, pero nada de ello servirá si la ciudadanía no recupera el consenso frente a los violentos.

Entramos en este siglo con ese consenso instaurado de forma abrumadora, pero hoy se ha roto. La irrupción del populismo y del negacionismo, la polarización del discurso público, el griterío y el fomento del odio como herramienta política... ¿Esa es la sociedad que queremos? Porque si es así, en esa sociedad pasan horrores como éste, como el de Paula.

Por eso, hoy es el día para pedir a la ciudadanía malagueña que seamos mejores que quienes nos están rompiendo la convivencia y el progreso, que volvamos a marginar al violento, a rechazarlo de forma cerrada, contundente y unánime. La violencia de género existe y está a nuestro alrededor. Está en el compañero de trabajo que saca fotos a la chica guapa, que comenta sobre cómo va vestida cada día y al que no decimos nada «por no crear mal rollo». Está en el chiste sexista del grupo de Whatsapp que no rechazamos por no quedar de aguafiestas. Está en el chaval que ve porno por internet y sigue a ciertas cuentas sin que ningún adulto intervenga porque son cosas de la edad. Está en el follón de cada día en la casa de al lado en el que no nos metemos porque no queremos líos. Está por todas partes, como un gas letal y sigiloso que nos va intoxicando sin que hagamos nada para evitarlo, aunque notemos un ligero tufillo que se convierte en apestosa realidad con cada vez más frecuencia.

Angela Yvonne Davis, filósofa estadounidense, dijo una vez que no lograremos acabar con el machismo hasta que al menos una generación entera comprenda en su totalidad el hecho de que las mujeres somos personas. ¿Lo ven exagerado? ¿Creen que todo el que le rodea tiene claro algo tan simple como que las mujeres somos personas? ¿Creen que así lo consideraban los asesinos de Belén, Eva, Hayate, Natalia, Elisabeth, Paloma y su hija de 8 años India, Caterina, Beatriz, Elia, Mari Carmen, Anne Marie, Violeta, Encarnación, Alina, Rebecca, María, Arantxa, Lourdes, Paula...?

Desde Comisiones Obreras seguiremos luchando por la igualdad real dentro y fuera del ámbito laboral, trabajaremos siempre por la concienciación y la prevención, vigilaremos la acción de los poderes públicos y exigiremos el cumplimiento de sus deberes y compromisos. Pero es indispensable que la ciudadanía haga su parte. Todos y todas debemos dar la espalda a los discursos y actitudes que crean grietas por las que la violencia se cuela y nos golpea. Porque Paula, nuestra vecina a la que un miserable le ha arrancado la vida con solo 28 años, es una de las muchas que nos rodean y cualquiera de ellas puede saltar a los titulares mañana y unirse a esta horrible lista de 1.202 mujeres asesinadas por machistas desde que nos pusimos a contar.