TIERRA DE NADIE

Viajes astrales

La hipoteca de 300 euros al mes se ha convertido de súbito en un crédito de 600 o 700. Es como si hubieras metido en casa un dulce gatito que en dos años se transformara en un tigre

Viajes astrales

Viajes astrales / Juan José Millás

Juan José Millás

Juan José Millás

Con las últimas subidas del euríbor, algunas hipotecas podrían encarecerse hasta en 600 euros. No hay salario normal que aguante eso. Significa que en los próximos tiempos vamos a asistir a más desahucios de los que puede resistir nuestro traje moral. Lo del traje moral es una broma. No hay moralidad alguna en el mundo de las relaciones económicas, ni siquiera cuando hablamos de un derecho -el de la vivienda digna- consagrado en la Constitución. Lo que hay en las relaciones económicas son trampas, timos, fraudes, campos de minas. Hace poco, iba una pareja al banco, solicitaba una hipoteca a interés variable porque en ese momento los tipos estaban bajos y no había nada que anunciara que fueran a subir (no en la proporción en la que lo están haciendo al menos) sin darse cuenta de que habían convertido su vida futura en un campo de minas que en cualquier momento podía volarles una pierna, o las dos. O la cabeza.

La hipoteca de 300 euros al mes se ha convertido de súbito en un crédito de 600 o 700. Es como si hubieras metido en casa un dulce gatito que en dos años se transformara en un tigre. Del tigre te puedes desprender llamando a una sociedad protectora de animales De la hipoteca, no. Es la hipoteca la que se deshace de ti. Quiere decirse que te echa de casa, que te deja sin piso, que te da una patada anticonstitucional y de un martes a un miércoles te encuentras en la calle o pidiendo asilo en la casa de tus padres.

-Casi preferiría que me desahuciaran de mi cuerpo -me cuenta un joven que está intentando renegociar su deuda.

Le pregunto qué quiere decir y me habla de los viajes astrales: esa gente que sale de su cuerpo y se ve desde arriba, liberado del peso del hígado, del estómago y demás vísceras que tienen que ver con el universo de la digestión. El problema es que para alcanzar esa experiencia alucinógena tienes que tomar ayahuasca o una sustancia parecida. Pero lo cierto es que, si no puedes vivir en tu casa, casi mejor que vivas también fuera de tu cuerpo. A uno, que es mal pensado, se le ocurre pensar que los expedidores de aquellas hipotecas baratas no ignoraban que estaban vendiendo bombas de relojería que ahora mismo les están estallando en la cara a miles de parejas jóvenes y no tan jóvenes que tenían la ilusión de independizarse.

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