EL OJO CRÍTICO

Que te vote Franco

Como no tiene ni idea de economía dijo cuatro mentiras sobre empleo, el IPC y el PIB, mentiras que imagino algún incauto se creyó

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. / José Luis Roca

Fernando Ull Barbat

Fernando Ull Barbat

Hay que reconocer al Partido Popular la capacidad que tiene de salirse con la suya cuando cree que puede obtener algún beneficio. Da igual que para ello tenga que saltarse las reglas democráticas más básicas o los principios más elementales de lo que se entiende por ética o libertad. Lo hace y punto. En el debate que se celebró hace unos días en una televisión privada lo primero que llamó la atención es el interés del Partido Popular por impedir que el debate se organizase en la televisión pública. Los dirigentes del PP siempre que están en la oposición afirman que RTVE es imparcial y al servicio del PSOE. Sin embargo, cuando acceden al poder eligen a periodistas que provienen de medios de comunicación de extrema derecha que después de pasarse durante años despotricando contra los funcionarios y el gasto público lo primero que hacen al ser nombrados como directores de informativos es doblarse el sueldo que recibía su predecesor.

La caverna mediática ha celebrado una supuesta victoria de Alberto Nuñez Feijóo en el debate con Pedro Sánchez basándose en que Feijóo soltó tres o cuatro frases preparadas y porque repitió argumentos aprendidos de memoria con independencia de lo que los moderadores del debate preguntaron a los candidatos. Los que tenemos cierta edad reconocimos de inmediato la forma de debatir de Feijóo. Nos recordó al estilo que tuvo José María Aznar en las campañas electorales de 1993 y 1996 y, de manera especial, las formas broncas y ausentes de cualquier idea que Aznar impuso en los debates de 1993 con Felipe González como contrincante. No sorprende que, como se ha publicado en varios medios de comunicación, Miguel Ángel Rodríguez fuera uno de los asesores de Feijóo para preparar su debate. En realidad el candidato del PP lo tuvo muy fácil. Sólo tuvo que aprenderse dos o tres folios de memoria con ideas dispersas y repetirlas después en su turno de palabra. Se equivocó Pedro Sánchez en la manera de enfocar su intervención. Pensó Sánchez que en el debate iba a poder desarrollar argumentos y confrontar el ideario político del PSOE con el del Partido Popular así como hacer balance de la legislatura. Nada más lejos de la realidad. Para Feijóo no ha existido la pandemia ni existe la guerra de Ucrania. Como no tiene ni idea de economía dijo cuatro mentiras sobre empleo, el IPC y el PIB, mentiras que imagino algún incauto se creyó. No habló de sus pactos con Vox ni de la Ley de Violencia de Género. Fue incapaz de decir una sola palabra del miserable lema que te vote Txapote y por supuesto tampoco explicó las ideas del PP sobre educación, medio ambiente y cambio climático por la sencilla razón de que no tiene ni la más remota idea.

Por eso me recordó tanto al debate del 93 con un José María Aznar diciendo frases escritas por Miguel Ángel Rodríguez y sin explicar ni una sola línea de su supuesto programa político que nadie conocía. Especialmente lamentable fue la utilización, una vez más, del terrorismo por parte del líder del PP. Que diez años después de la desaparición definitiva de ETA gracias a la acción del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el Partido Popular siga necesitando utilizar de manera miserable los asesinatos de ETA como medio de socavar el bagaje político de Pedro Sánchez demuestra que la derecha española sigue anclada en el rencor y el oscurantismo de los años 80, cuando en la entonces Alianza Popular abundaban los falangistas y los rebotados del franquismo que no sabían dónde continuar chupando del bote después de la desaparición del Movimiento, único partido político de la dictadura de Franco.

Fue tan notorio la ausencia de argumentos de Feijóo que, cuando la moderadora del debate le preguntó sobre su política en materia de violencia de género teniendo en cuenta sus pactos con Vox y la admisión por parte del PP del concepto de violencia intrafamiliar, el líder del PP comenzó a hablar de algo distinto siguiendo al pie de la letra el guion que le habían escrito en los dos folios a los que me he referido antes (el resto de hojas de su carpeta sólo las llevaba para hacer bulto y además estaban en blanco).

España sigue necesitando una derecha liberal y moderada. Me pregunto cómo fue posible que los democristianos que formaron parte de la oposición al franquismo y que les supuso años de cárcel y persecución policial, no lograsen convertirse en el partido de referencia del centro derecha español mientras que los franquistas redomados se convirtieron en el principal partido de derechas español. Cómo fue posible que los liberales orteguianos que existían en la República y que se opusieron al franquismo fueran apartados por la derecha franquista disfrazados de demócratas. Franquistas disfrazados que con el paso del tiempo se convirtieron en trumpistas que no dudan en sembrar dudas sobre la legalidad y honorabilidad de las instituciones españolas con tal de conseguir un puñado de votos. En lo que a mí respecta al candidato del partido trumpista que le vote Franco.

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