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¿Y qué hay de los fertilizantes?

¿Y qué hay de los fertilizantes?

¿Y qué hay de los fertilizantes? / Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Rusia ha suspendido por el momento, que no anulado como se ha escrito, el acuerdo sobre cereales con Ucrania, lo que le ha valido al Kremlin acusaciones de aumentar así el hambre en todo el mundo.

Pero apenas se ha mencionado otro hecho que está contribuyendo incluso más a la hambruna que se denuncia, y son las sanciones occidentales a la exportación de los fertilizantes rusos que necesitan los agricultores.

La Unión Europea prohibió hace ya un año la importación de fertilizantes procedentes de Rusia, y este país, es cierto, puede seguir exportándolos a otros lugares.

Pero el Kremlin se queja de las dificultades que supone asegurar los transportes en las actuales circunstancias de bloqueo así como de las relacionadas con los pagos al haber sido Rusia expulsada del sistema Swift de transacciones bancarias internacionales.

Uno de los motivos por los que el Kremlin puede haber decidido suspender el acuerdo sobre cereales es el bloqueo ucraniano de una vieja tubería para el transporte de amoniaco desde la ciudad rusa de Togliatti hasta el puerto de Odessa, últimamente objeto de intensos bombardeos rusos.

Con una capacidad de 2,5 millones de toneladas, esa tubería, que data de tiempos soviéticos, era una parte importante del sistema ruso de exportación de fertilizantes.

Durante las negociaciones para conseguir que Rusia renovara por tercera vez el acuerdo sobre cereales, tanto Turquía como la ONU abogaron por que se permitiese a Rusia continuar ese transporte, a lo que se opuso el Gobierno de Kiev.

A comienzos de junio, esa tubería fue objeto de una acción terrorista, que Moscú no vaciló en atribuir a agentes ucranianos.

Para finales de año está prevista la puesta en funcionamiento de otra conducción para el transporte de amoniaco que llega a la ciudad rusa de Tamán, en la costa oriental del mar Negro.

Las actuales dificultades para el transporte de ese gas son la causa principal del aumento de los precios del amoniaco en el mercado mundial, algo de lo que se habla mucho menos que de la suspensión por Moscú del acuerdo en materia de cereales.

Mientras tanto, el Gobierno de Vladimir Putin ha dado a la ONU un plazo de tres meses para que intente mitigar las sanciones occidentales contra Rusia que afectan a su exportación tanto de cereales como de fertilizantes.

El pasado noviembre, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura hizo un llamamiento a favor de la adopción de medidas que permitan estabilizar los precios de los fertilizantes.

Las recientes protestas de los agricultores de varios países del este de Europa como Rumanía, Polonia y Bulgaria, contra la importación de cereales más baratos de Ucrania tenían mucho que ver con el fuerte incremento del precio que pagan aquéllos por los fertilizantes que utilizan.

Por cierto que el grueso de las exportaciones de cereales ucranianos no va al mundo en desarrollo, sino a países como China, España, Turquía, Italia y Holanda, a los que siguen otros del ahora llamado Sur global como Egipto o Bangladesh.

Sólo un 2,5 por ciento de las exportaciones de grano fueron a los países más pobres mientras que un 44 por ciento acabó en los de mayor nivel de renta per cápita.

Y en un claro intento de contrarrestar las inevitables críticas a su decisión de suspender el acuerdo con Ucrania, Rusia prometió esta semana enviar gratuitamente en los cuatro próximos meses y con ayuda de Turquía hasta medio millón de toneladas de cereales a los países más pobres.

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