De momento que hablen todos con todos

«Todos los conflictos tienen el potencial de dar lugar a cambios positivos si los individuos a los que atañen logran entender la legitimidad de los argumentos del oponente» (Daniel Barenboim). A muchos españoles de la España fetén, o sea, la de los que no quieren dejar de serlo, les indigna que la estabilidad del país pueda depender de un enemigo declarado de España. Vale. Ahora pongámonos en el lugar del enemigo declarado de España, último eslabón de una tradición de separatistas partidarios de una república catalana desde mediados del XVII. A sus seguidores les indigna que pueda dar el gobierno español al líder de un partido que, llegado el caso, suspendería sin pestañear la autonomía catalana. Atención, esto vale tanto para Sánchez como para Feijóo: si ese líder llegara a alguna clase de acuerdo con Junts se habría dado un gran paso hacia cierta pacificación territorial de España.

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