LIMÓN & VINAGRE

No es simplemente Ken

El actor Ryan Gosling, en Barbie.

El actor Ryan Gosling, en Barbie. / L. O.

Pilar Garcés

Pilar Garcés

En una de las entrevistas promocionales por el estreno de Barbie, el actor Ryan Gosling explicó qué le movió a aceptar el papel de Kenneth Sean Carson (Ken), el mejor amigo de Barbara Millicent Roberts (Barbie) en el fenómeno cinematográfico de este 2023. Salió al jardín de su casa y se encontró al muñeco rubiales sin ropa y tirado boca abajo en un parterre, junto a un limón aplastado. Le mandó la foto (inquietante) a la directora de la película, Greta Gerwig, con un mensaje: «Seré tu Ken porque esta historia merece ser contada».

Se puede y se debe dudar de la veracidad de la anécdota porque nadie conoce a alguien que de pequeño tuviese un Ken, cuando Barbie reinaba en la mayoría de habitaciones infantiles, e incluso las coleccionistas de barbies se cuentan por cientos de miles. Sin embargo, mola. Casi tanto como el canadiense de 42 primaveras que ha dado vida al pagafantas en plena crisis existencial que en la desternillante comedia de moda instaura un patriarcado consagrado a los caballos en el paraíso feminista de Barbieland.

Si había alguna posibilidad de hacer sombra a la divina Margot Robbie como la muñeca más famosa del mundo, Gosling lo ha conseguido con su apuesto panoli playero que descubre de repente lo que significa que alguien muestre algún respeto por su coeficiente intelectual, y se atrinchera en su Dojo Mojo Casa House con las mujeres a su servicio.

«Es como si Marlon Brando encontrara a Gene Wilder, que encontrara a John Barrymore, que encontró a John Travolta», le describió Greta Gerwig, la cineasta que con su Barbie ha destronado a Harry Potter como película más taquillera en su arranque, ingresando mil millones de dólares en las primeras tres semanas en cartelera.

El chico de la juguetera Mattel fue antes chico Disney. La fiebre rosa que se ha propagado por el mundo entero ha resucitado los vídeos de El Club de Mickey Mouse, en los que un adolescente Ryan Gosling baila y canta junto a Britney Spears, Christina Aguilera y Justin Timberlake, de quien fue mejor amigo. Corría el año 1993, y el actor lucía uno de esos chalecos vaqueros que tan bien le sientan a Ken. Y cintas en un pelazo que luego luciría en la serie televisiva El joven Hércules, que le lanzó. Entre esas coreografías y el tierno musical La La Land, que le valió una nominación a los Oscar y un Globo de Oro en 2016, hay una carrera con hitos como El diario de Noa, Ralf Nelson, Crazy, Stupid, Love o Los idus de marzo, y la magnífica Drive.

Rodó Cruce de caminos con su mujer, la actriz norteamericana de origen cubano Eva Mendes, de 49 años. De su vida en familia no se sabe casi nada por el deseo expreso de las dos estrellas de proteger a las hijas que comparten, Esmeralda y Amada, supuestas propietarias del Ken del limón despachurrado. Como todo se pega,y sobre todo el sentido del humor, Gosling aseguró en una entrevista que su palabra favorita en castellano es «coño, que sirve para todo. No la puedes usar de manera incorrecta. Es ¡coño!, coooño. Está ahí para lo que necesites».

Sin embargo, en otra de las entrevistas en la alfombra rosa de Barbie, y ante una anonadada Margot Robbie, el intérprete reveló que ha dejado de usarla «porque me dio algunos problemas en México. Por lo visto, no significa lo mismo que en Cuba, que es como, ¡hombre! ¡vaya!». Cosas que no le pasarían al asexuado Ken.

De entre los hallazgos de Barbie atribuibles a Ryan Gosling puede que mejor sea el número musical de I’m just Ken, una canción escrita por Mark Ronson, yerno de Meryl Streep, que a punto estuvo de no entrar en el metraje. Pero quedó tan redonda, y a Greta Gerwig le gustó tanto, que modificó el guion para meterla y ha tenido su propio recorrido de récord de descargas. En esta balada estilo 80s se alude a que Barbie «lo es todo», mientras que él «es simplemente Ken». Gosling la grabó en tres horas, y la borda hasta el punto que Slash de Guns N’ Roses y Wolfgang Van Halen quisieron ponerle las guitarras.

Músico además de actor, el canadiense tiene su propia banda llamada Dead Man’s Bones, con la que inventa canciones sobre monstruos y espíritus. Nada que ver con la reivindicación del hombre detrás del bronceado, el buenorro que aspira a algo más, el eterno número dos que merece ser un diez de la delirante I’m just Ken.

Tras los pectorales de infarto del amigo de Barbie, desproporcionados hasta lo engañoso según la ciencia, late un corazón hambriento. Y dando vida a toda esa «fragilidad rubia» hay un actor vestido de rosa chicle y verde fosforito que se lo pasa bomba con su trabajo. Al tanto, que le esperan en la precuela de Ocean’s Eleven, de nuevo con Margot Robbie.

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