CRÓNICA POLÍTICA

Un volcán de noticias, pero nada del Gobierno

Carles Puigdemont y Yolanda Díaz se reúnen en el Parlamento Europeo.

Carles Puigdemont y Yolanda Díaz se reúnen en el Parlamento Europeo.

Manuel Campo Vidal

Manuel Campo Vidal

Informativamente esto es un sin vivir. Noticias, polémicas, sorpresas, disgustos y majaderías varias. Que si un terrible terremoto en Marruecos, que se sintió en Cádiz y Huelva; que si Elon Musk desconectó sus satélites para que no se pudiera atacar a la flota rusa en el Mar Negro; que si la vicepresidenta Yolanda Díaz se reunió en Bruselas para reunirse con Carles Puigdemont, el que tirará los penaltis en la investidura para deshacer el empate parlamentario; que si perdemos súbitamente a la gran comunicadora María Teresa Campos y a María Jiménez, maltratada por su marido el actor Pepe Sancho y por eso cantó el ‘Se acabó’; o que si una Dana azota al Baix Ebre, Toledo y Madrid con tres muertos y se critica a la Aemet por haber avisado de que el temporal venía muy fuerte. «Es que esa alerta invade mi intimidad», escribió en Twitter un destacado periodista madrileño. A saber cuántos muertos hubiéramos contado sin el aviso.

Noticias y majaderías las que quieran, pero del Gobierno nada se sabe. A Núñez Feijóo, que ganó las elecciones, no le salen los números ni aún sumando los diputados de Vox, a quien concedió un suculento bocado del gobierno murciano. Y al socialista Pedro Sánchez, con menos diputados pero mayor capacidad de generar alianzas, se lo ponen cada vez más difícil entre todos, lo que empuja a volver a votar. Tres elecciones consecutivas repetidas. Un ridículo. Algo se hace francamente mal,

Difícil se lo pone Carles Puigdemont, que después de seis años de ostracismo en Bruselas, vivió dos días de gloria: el lunes 4 lo visitó Yolanda Díaz -que ya tiene una denuncia de Sociedad Civil Catalana por «negociar con un prófugo estando en el Gobierno»- y el martes 5 cuando amenazó con su famoso ultimátum a España: «O repetición de elecciones, o pactan con nosotros». Y luego exigió una «amnistía de amplio espectro». Bronca de juristas a continuación sobre si la amnistía cabe en la Constitución, o si les da a los independentistas pasaporte para repetir gratis el desafío; rebelión de figuras históricas como Felipe González, Alfonso Guerra y otros advirtiendo que se acaba el espíritu de la Transición democrática; y espectáculo de jóvenes políticos faltándoles el respeto a quienes llevaron al PSOE a las máximas cotas de poder y modernizaron España.

Difícil se lo pone a Sánchez, y a España entera, que llevemos cinco años sin renovar el Consejo del Poder judicial, con docenas y docenas de jueces sin nombrar, y con una parálisis ya denunciada reiteradamente por la Comisión Europea, lo que no conmueve al Partido Popular; difícil lo pone la Asamblea Nacional de Catalunya que pide que al día siguiente de la amnistía se declare unilateralmente la independencia; difícil se lo va a poner Podemos que ya ha comenzado las maniobras para exigir que Irene Montero siga como ministra; ante esas y otras presiones, quizás Sánchez haya celebrado el Covid que lo ha sacado unos días de la circulación y de su agenda trepidante.

Y mientras estamos ocupados en funerales, rebatiendo declaraciones altisonantes y perdidos en el túnel oscuro de la política, por detrás, el diez por ciento de la estratégica Telefónica de España pasa a manos saudíes, lo que puede comprometer, eso sí, la soberanía nacional porque hay contratos importantes con Defensa y es un riesgo a investigar. Ya ven: polémica doméstica sobre si se puede romper España y entretanto nos la compran en lotes.

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