MÁLAGA DE UN VISTAZO

Rasgándose las investiduras

Qué forma de hacernos perder el tiempo. Y el final debía estar a la altura, claro, sonó el choque contra el muro como un batacazo ridículo

Alberto Nuñez Feijóo, junto a Cuca Gamarra, a su llegada al Congreso de los Diputados

Alberto Nuñez Feijóo, junto a Cuca Gamarra, a su llegada al Congreso de los Diputados / DAVID CASTRO

Jordi Cánovas

Jordi Cánovas

Qué manera de marear la perdiz, de no llegar a ningún sitio, de saber que no hay camino y empeñarse igualmente en recorrer todos los pasos hasta toparse con el muro, sabiendo de antemano que falta impulso y ganas para saltarlo y fuerza y determinación para derribarlo, muro, por lo demás, levantado ladrillo a ladrillo con palabras que cimentaron el discurso sordo y la frontera infranqueable; a un lado los que no escuchan, del otro lado los que no les hablan.

Menudo espectáculo; política de barricadas. Pero aún y así, erre que erre, día tras día y ya meses con la misma idea de acercarse al final paso a paso y llevarnos por el camino a todos de la mano hasta el hastío, todo el verano, como si no fuera suficiente el calor para agotarnos.

Qué forma de hacernos perder el tiempo. Y el final debía estar a la altura, claro, sonó el choque contra el muro como un batacazo ridículo, los titulares parecían onomatopeyas retóricas de lo absurdo. Resulta que el vencedor no gana porque prefiere perder la oportunidad que los principios, qué rimbombante. Era más simple y rápido reconocer la derrota el primer día. Si en política sólo eres capaz de llegar a acuerdos con los que no están de acuerdo con nadie lo mismo te has equivocado de oficio.

Pero que se haya terminado no quiere decir que no empecemos de nuevo, ahora toca esperar otro tanto a que la segunda opción encuentre una fórmula lo suficientemente flexible para que abrace la mayoría, pero evitando a la vez que se estire demasiado y se rompa. Los que perdieron no parece que tengan tampoco al alcance ganar y al final entre los vencidos y los vencedores perderemos todos el tiempo y la paciencia hasta las siguientes elecciones. Como si tirar el dado dos veces fuera a restarle algún lado a la suerte.