Al azar

La Academia practica el ‘balconing’

Matías Vallés

Matías Vallés

La Real Academia deslenguada ha practicado el balconing, y se ha dado de bruces con su mediocridad léxica al incluir esa palabreja en el Diccionario. Añadiendo el insulto a la incapacidad, los inmortales festejan un término denigratorio para Mallorca. Concretan en la leyenda negra de Magaluf su infecta creatividad, su próxima castellanización será mamading. O fucking, mucho más usado por la plebe que balconing, y tan apropiado para decorar las tarjetas de visita académicas y acadérmicas. Con Madrid no se hubieran atrevido. Zurrad y despanzurrad a las provincias, que no se quejan. Si se trataba de honrar un fenómeno turístico, por qué estos rancios clasistas no legitiman a las kellys que consideran inaceptables para su fijación, cuando las limpiadoras de pisos han protagonizado el levantamiento obrero más importante del siglo XX. Claro que los insignes no tratan con estas trabajadoras salvo de refilón, en sus abundantes viajes pagados con fondos públicos.

El mal gusto sería insuficiente para definir a los académicos, así que los doctos definen balconing como «Práctica que consiste en saltar a la piscina de un hotel desde el balcón o la terraza de una habitación, generalmente por diversión». Falso de toda falsedad. En el noventa por ciento de los casos, se trepa o muda de una habitación a otra, con el batacazo consiguiente. Y en la deliciosa «diversión» falta el ingrediente etílico consustancial al fenómeno. Claro que la ignorancia no es peyorativa en un académico, antes un requisito que solo un mérito muy compartido.

Los puristas y purificadores del castellano apadrinan engendros híbridos de la ralea de balconing, y se sienten orgullosos enriquecedores de la lengua que enarbolan con su castellano torturado. Siempre detectas la prosa garabateada de un académico por lo mucho que se esfuerza en disimular sus carencias, como un niño que hunde el lápiz en el papel mientras se muerde la lengua que maltrata. Dejemos a otros la inmunización contra barbarismos como sexting, le añades un -ing a cualquier deletreado y tienes un español de rango académico, balconicidio les sonaría decimonónico. Han metido la Big Pata, nunca dejará de sorprender la zafiedad de la Academia, su afán por degradar el idioma en lugar de ennoblecerlo.

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