Lectores

Cartas al director

'Escándalo de Semana Santa', por Martín Sagrera Capdevila

Sí, yo fui nazareno de aquel artístico Cristo ensangrentado. ¿Cómo no serlo, si ese “varón de dolores” había sufrido tanto por mis pecados, (aún casi infantiles), perdonados gracias a su Gran Poder? Tal fue y sigue siendo la Semana de Pasión, de Jesús y de su Madre Dolorosa, genialmente descrita en el libro del jesuita Ramón Cué, “Cómo llora Sevilla”. La resurrección de Cristo, otra semana litúrgica, que empiezan los domingos, pasaba casi desapercibida. De ahí el lógico escándalo que se ha montado cuando el pintor encargado del cartel anunciador de la próxima Semana Santa, que ahora lo defiende apelando a Platón (¿?), S. García, lo ha hecho consistir, con alegres colores, sólo en un Cristo sin llagas ni dolores, casi desnudo y, por añadidura, real: su propio hijo Horacio. No se puede negar la buena intención del autor; pero, como hizo y dijo el mismo Jesús, “no se puede poner el vino nuevo en pellejos viejos”. (Mateo, 9:17).