Opinión | 360 grados

La bandera blanca del Papa Francisco

El Papa Francisco confiesa en una autobiografía que no piensa renunciar jamás.

El Papa Francisco confiesa en una autobiografía que no piensa renunciar jamás. / EFE

Dios, la que se armó sólo porque al Papa Francisco se le ocurrió decir a una cadena de televisión suiza que lo mejor que puede hacerse a veces era «izar una bandera blanca»!

El papa que «llegó del fin del mundo» se refería a la guerra de Ucrania y decía que hay que atreverse a negociar cuando las cosas pintan mal como sucede allí para evitar males mayores.

El Gobierno ucraniano interpretó palabras tan realistas del Papa en el enjuiciamiento de la actual situación en el campo de batalla como una invitación a la rendición de Kiev ante a Rusia.

No era, sin embargo, la primera vez que el Papa apelaba a esa «pequeña humanidad que nos permite crear las condiciones para una solución diplomática en busca de una paz justa y duradera».

Tras escuchar las palabras de Francisco, el pugnaz ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Volodímir Zelenski, Dmitró Kuleba, dijo que la única bandera que a izarán los ucranianos es la de la nación, amarilla y azul, por la que están dispuestos a morir.

Cuando termina una misa católica, el sacerdote oficiante les dice a los fieles: «Podéis ir en paz». Pero esa palabra, paz, parece tener mala fama últimamente en esta parte del mundo. Incluso si sale de labios del Pontífice.

Al sugerir la conveniencia de entablar cuanto antes negociaciones, Francisco debía de estar pensando sobre todo en tantos ciudadanos ucranianos que son o bien católicos romanos o bien uniatas, católicos del rito oriental.

Y recomendaba salvar lo que aún pudiera salvarse de ese país al que los neocons de Washington quisieron convertir en un baluarte frente a la Rusia de Putin, arrastrando en esa aventura militar a sus aliados europeos.

En su último informe, la Rand Corporation estadounidense advierte de que a Ucrania se le está acabando el tiempo para resistir a Rusia y necesita con urgencia más armas si quiere subsistir como nación. Pero los republicanos de EEUU miran ya sobre todo a China.

En su reciente entrevista con el periodista estadounidense Tucker Carlson, que han visto millones de personas en todo el mundo, el presidente ruso dijo estar dispuesto a volver a la mesa de negociaciones.

El problema es que su necesario interlocutor, el presidente ucraniano, ha decretado que jamás Kiev negociará con Putin y ha establecido para hacerlo con cualquier otro condiciones claramente inaceptables para Moscú.

Condiciones como la devolución de todo lo ocupado por las tropas rusas invasoras rusas, además de reparaciones por los inmensos daños sufridos y el procesamiento de Putin por crímenes de guerra.

Y todo ello en un momento en que, contrariamente a lo previsto por la Alianza Atlántica, las Fuerzas Armadas rusas no dejan de avanzar y ocupar cada vez más territorio ucraniano.

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