Una primavera tempranera

Irrumpió una primavera tempranera. Despertó a las 4 horas y seis minutos tras tomar el relevo al invierno más cálido de la historia de esta ciudad desde que se analizan datos. En sus ‘cabezas compuestas’ Giuseppe Arcimboldo imaginó protagonistas a partir de la naturaleza y objetos cotidianos; contemplo ‘La Primavera’ de este creador manierista pintada en 1563 dentro de la serie dedicada a las estaciones: muchas flores rosáceas y blancas configuran la piel; peonías y pensamientos dan color a su cabello; las rosas afloran de los labios; la clorofila de las plantas componen su ropaje y muy bella es la gola que rodea su cuello conformada por margaritas blancas. Los expertos han identificado en este retrato hasta ochenta especies distintas: margaritas, rosas, claveles, lirios blancos y una larga sinfonía floral – tal como Málaga en Semana Santa-. Un proceso cercano a la anamorfosis –distorsión de la imagen de un objeto- en el contexto de las ilusiones ópticas.

También, data coincidente, se celebra el Día Internacional de la Felicidad establecido en 2012 por la ONU con el objetivo de reconocer la búsqueda de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y enfatizar la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno. Este objetivo, en este tiempo tan turbulento, parece toda una quimera, una pareidolia. Por ello, no deseo hoy hablar de gentrificación o de turistificación del Centro Histórico; tampoco quiero opinar sobre el ostracismo programado para los vecinos de Málaga de su propia capital; ni ahondar como hablaba la OMAU de «excesiva masificación», saturación de «la capacidad de carga turística»; del precio del alquiler, de la trasgresión de nuestro horizonte… En esta jornada, anhelo pensar en la ventura de habitar la ciudad soñada aunque sea un instante. La felicidad no es el destino, es el camino que debemos elegir a diario. Buena y feliz Semana Santa.