Opinión | 360 grados

La palabra ‘nuclear’ ya no es tabú en la UE

El presidente polaco, Andrzej Duda, se ha declarado más que dispuesto a acoger en su país armamento nuclear si la OTAN decide reforzar su flanco oriental.

En el mismo sentido se había expresado su ministro de Exteriores, Radoslaw Sikorsi, antes de que el Congreso de EEUU acordara en el último momento, tras el espectacular giro de muchos republicanos, un paquete de ayuda a Ucrania por valor de 61.000 millones de dólares.

Según Sikorksi, que trataba de presionar así al Congreso de Washington para que aprobara esa ayuda militar, si los legisladores se negaban a ello pese al expreso deseo de su comandante en jefe- es decir, el presidente Biden- muchos países aliados optarían por desarrollar sus propios programas nucleares.

Porque, según el siempre beligerante frente a Rusia ministro polaco, EEUU habría demostrado con esa negativa ser no sólo disfuncional, sino también poco de fiar.

En su último discurso en la Universidad de la Sorbona, Emmanuel Macron afirmó, por su parte, estar dispuesto a poner la Force de Frappe (fuerza de disuasión nuclear) del país a disposición del conjunto de la Unión Europea.

Pero hay una clara diferencia entre París y Varsovia: si los polacos abogan por estrechar la cooperación militar europea con EEUU, el presidente francés propone, por el contrario, una defensa europea autónoma y no dependiente de Washington.

Defensa que para resultar creíble debe tener también, según Macron, un componente nuclear porque Rusia es una potencia atómica.

Hay quien ve en la nueva propuesta francesas una manifestación más de la rivalidad existente entre París y Berlín en el terreno de la defensa del continente.

Así, Berlín no forma de momento parte del proyecto de construcción de un escudo antimisiles europeo, anunciado por el canciller federal alemán, Olaf Scholz, en agosto de 2022.

Proyecto en el que trabajan empresas de armamento alemanas, francesas y estadounidenses, pero, al menos de momento, ninguna francesa.

Macron explicó, sin embargo, en La Sorbona que para que sea realmente fiable, el escudo europeo debe tener también un componente de disuasión nuclear, y el único país de la UE que puede proporcionarlo es Francia.

Mientras esa fuerza nuclear europea no exista, habrá que seguir dependiendo de EEUU para la defensa del continente, como sin duda quiere el Gobierno polaco.

Pero ¿qué ocurrirá si Donald Trump gana las presidenciales del próximo noviembre y amenaza con no ayudar a Europa en caso de ataque ruso a menos que los aliados gasten el doble en defensa?

Alemania lleva tiempo pidiendo a Francia que le permita confinanciar y decidir conjuntamente sobre la Force de Frappe, posibilidad que París rechaza.

Pero si Francia consiguiese imponerse en la UE con su fuerza de disuasión nuclear como único garante de la seguridad europea, Berlín entraría en una doble dependencia: París y Washington.

¿Aspiraría en ese caso Alemania a contar con su propia bomba atómica? Es lo que, para preocupación de muchos que recuerdan la reciente historia de ese país, algunos políticos germanos llevan ya tiempo reclamando.

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