Y ahí siguen como dos luceros en el escudo de Málaga. Murieron por defender su fe cristiana como siguen muriendo muchos cristianos contemporáneos. Algunos han querido borrar su rastro, pero el 18 de junio sigue siendo la festividad de san Ciriaco y santa Paula aunque este año coincida con un día laborable.

Hay buena prueba de la memoria de los Santos Patronos de Málaga en el callejero de la ciudad: la barriada de Santa Paula y unos jardines están dedicados a ellos; el paseo de Martiricos, junto al río Guadalmedina, fija la referencia al lugar del martirio; en Ciudad Jardín hay una calle dedicada a san Ciriaco y santa Paula; la calle y la plaza de los Mártires rodean el templo erigido en su honor y, no muy lejos de allí, la calle Santos mantiene la tradición que afirmaba que nuestros jóvenes mártires se conocieron en ese lugar, en una tahona en la que trabajaban.

Sobre las puertas laterales de la fachada principal de la Catedral hay sendos medallones que representan a Ciriaco y Paula. Destacan también dos figuras en la capilla-oratorio de la Encarnación. Son varias las referencias iconográficas a los Santos Mártires que no pasan desapercibidas al visitante curioso.

Los Reyes Católicos consagraron a los Santos Mártires una de las cuatro parroquias fundacionales tras la reconquista de 1487; les nombraron Patronos de la Ciudad de Málaga en 1490 (nombramiento refrendado por el papa Inocencio VIII) y les incluyeron en su escudo en 1494.

El 18 junio ha sido una fiesta fundamental en la ciudad durante siglos. Hasta 1986 era fiesta local y se suprimió en 1987; se recuperó en 2013 y se volvió a suprimir en 2014. Pese a ello, la Real y Piadosa Congregación que me he honrado en presidir como hermano mayor durante ocho años sigue manteniendo la misa estacional y la procesión el 18 de junio si es festivo o lo más cerca de ese día si cae en jornada laborable. Pese a las dificultades, es voluntad de los congregantes que el reencuentro de san Ciriaco y santa Paula con la ciudad de la que son patronos siga produciéndose cada año en recuerdo del 303 en que fueron lapidados.

Gracias anticipadas al pueblo de Málaga que, trabajando, no olvida que la jornada del 18 de junio no puede pasar desapercibida. Y gracias a las juntas de gobierno que han compartido conmigo durante ocho años jornadas ilusionantes en las que, al hacer balance, percibo que hemos recibido de nuestros paisanos malagueños más flores que piedras.

¡Vivan los Santos Patronos!