Semana Santa Málaga 2024

La Clemencia, del ostracismo al (casi) todo en solo tres años

La antigua cofradía del Mutilado vuelve a destilar en la calle un estilo inconfundible y enviadiable, aquilatado en los últimos años, y aderezado con la tradición y el acervo del pasado, y provoca entre el numeroso público que asistió a su salida la misma pregunta: ¿Hasta cuándo en las vísperas? Y, por otra parte, ¿le interesa realmente volver a la Agrupación?

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Que la cofradía del antiguo Cristo Mutilado se ha hecho un hueco por derecho en la jornada del Sábado de Pasión es una cuestión indiscutible. Y solo han transcurrido tres años. En este tiempo, la hermandad ha pasado del ostracismo absoluto a volver a tenerlo todo. O casi. ¿Qué ha tenido que pasar para alcanzar las actuales cotas y esa puesta en escena tan inconfundible y envidiable? En primer lugar, una auténtica revolución interna, quizás lo más difícil y lo que costó más tiempo. Asumida la necesidad de que el Crucificado debía recuperar sus extremidades inferiores, arrebatadas de manera inmisericorde en 1936 durante el asalto a la iglesia del Sagrario, se puso en marcha de forma paralela toda la maquinaria necesaria para recuperar el culto público en las calles. Una cosa iba a llevar a la otra, como así ha sido. Desde 1976 no salía el Mutilado, ahora Cristo de la Clemencia.

Y en los últimos años la corporación no ha dejado de dar lecciones de buen hacer, gracias también a su pasado, que no hay por qué renunciar a todo. Tras quizás la Cuaresma más tranquila, sin sobresaltos de última hora respecto al lugar de salida, sin mediciones al milímetro para garantizar la salida del trono, sin tener que adelantar horarios para no perjudicar a la hostelería... todo es cuestión de crecer y consolidarse. Dos minutos antes incluso del horario previsto, las 18.00 horas, se abrían las puertas del Sagrado Corazón para que se echara a andar la comitiva nazarena.

Procesión del Cristo de la Clemencia en el Sábado de Pasión de la Semana Santa de Málaga.

Procesión del Cristo de la Clemencia en el Sábado de Pasión de la Semana Santa de Málaga. / Eduardo Nieto / LMA

Elegantes nazarenos

Ya había llegado en pasacalles la banda de cornetas y tambores de la Esperanza. Y el público llevaba tiempo apostado para no perderse un detalle. El servicio externo se mostraba inflexible a la hora de permitir la entrada al atrio del templo neogótico diseñado por Jerónimo Cuervo en la plaza de San Ignacio. El largo cortejo de elegantes nazarenos enlutados, con capas blancas, y una cruz latina en rojo bordado en el babero, se hacía a la calle luciendo uno de los mejores corpus procesionales que existen en Málaga y que durante demasiados años estuvo guardado y oculto. La mayor parte de este patrimonio, diseñado por Casielles y realizado por lo mejores bordadores y orfebres de la época: la cruz guía, el senatus, el estandarte, las hachetas que formaban parte de los últimos tramos... un verdadero homenaje al arte sacro en manos de penitentes que bien sabían cuál era su función en la procesión y cómo desempeñarla.

Procesión del Cristo de la Clemencia en el Sábado de Pasión de la Semana Santa de Málaga.

Procesión del Cristo de la Clemencia en el Sábado de Pasión de la Semana Santa de Málaga. / Eduardo Nieto / LMA

Juan Manuel Miñarro, doctor en Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, imaginero, y responsable de la restauración del Cristo hace ya cuatro años, asistía junto a Ana, su mujer y colaboradora en su estudio, a la salida de la cofradía desde el interior del Sagrado Corazón. La perspectiva de un titular en su trono es muy distinta a la que presenta cualquier imagen en el taller. Por el suyo de la calle Viriato han pasado muchas. El imaginero recordaba las primeras salidas del Cristo de la Redención, una de sus primeras obras, desde el mismo templo de los jesuitas en los últimos años de la década de los 80 y cómo conserva una antigua cinta de vídeo filmada por el mismo, con un enorme equipo de grabación de los de entonces, de una entrada del Crucificado y un accidente con un farol en una esquina.

Pedro Escaño, que hace 50 años fuera el último mayordomo de trono, volvió este 2024 a dar los primeros toques de campana. "Claro que me emociona que se acuerden de mí", decía este veterano e ilustre cofrade. "La Semana Santa ha cambiado mucho", admitía. Para que el trono pudiera salir, era necesario que los hombres de los varales exteriores abandonaran sus puestos. Solo un centímetro sobra entre el dintel y el baquetón inferior, rematado por cabezas de leones en las esquinas. La maniobra es ajustadísima. Las órdenes del capataz, sabias y certeras, hicieron que el Crucificado, sin mecida, hundido en el monte de lírios y espinos, pudiera abandonar la oscuridad del templo a los sones de la Marcha Real.

Solemnidad

Los tambores destemplados de la banda de la Esperanza contribuían a dar solemnidad. Con 'Virgen de la Paz' salía de la reja y con 'Maestro' se introducía en la estrechez de Compañía. Ahí no podía haber ni una fila de personas. Entre espesas nubes de incienso de sus incombustibles y expertos acólitos, avanzaba el Cristo de la Clemencia, ya muy elevado, altísimo, el que más, sobre su trono de siempre de Adrián Risueño, convenientemente restaurado y adaptado a los nuevos tiempos. Y la Esperanza continuaba con su concierto callejero con 'La Lanzada' o 'Madre de Dios', en Salvago.

Una imagen de antigua, de Gómez de Hermosilla, con una unción incontestable que atrae y conquista; un trono de seis varales que conserva hasta en la disposición en flecha el sabor de siempre y que sólo este conserva, bien llevado, trabajado, y que se nota; una banda de gran envergadura, de las mejores de Andalucía, con un repertorio exquisito y meditado; una procesión completa desde la cruz hasta los ciriales, o mejor aún, hasta el preste, convenientemente situado detrás... son todos ingredientes sobrados para ver a la cofradía desde la salida hasta el encierro, con especial mención en la Catedral, donde hace estación de penitencia haciendo uso de la rampa de la Agrupación de Cofradías para acceder por la puerta del Sol, lo que pone de manifiesto la buena sintonía que la institución de San Julián, a la que perteneció durante décadas y de la que tuvo que desagruparse. Subió la pendiente con 'Misericordia' y un tambor solo hasta encarar la puerta del Primer Templo diocesano.

Procesión del Cristo de la Clemencia en el Sábado de Pasión de la Semana Santa de Málaga.

Procesión del Cristo de la Clemencia en el Sábado de Pasión de la Semana Santa de Málaga. / Eduardo Nieto / LMA

Inevitablemente surge la pregunta de siempre: ¿Hasta cuándo el Mutilado en las vísperas? ¿Cuándo volverá al seno de la Agrupación? Porque no cabe duda de que es una cofradía hecha y derecha y que vendría a enriquecer, completar y mejorar lo que ya de por sí, bueno es. Ya lo era el año pasado y decíamos que su propuesta en la calle tenía, y tiene, la madurez suficiente para plantear su ‘reagrupamiento’. Pero, aparejada a estas dudas, surgen otras del mismo calado. ¿Realmente le interesa a la cofradía salir en Semana Santa? ¿En qué día, que no esté saturado, podría encajar? El Jueves Santo, su histórica jornada, se plantea ahora mismo como una quimera? ¿Qué tal un hipotético Sábado Santo? Para eso tendría que suceder una catarsis en el Palacio de Santa María. ¿Cuántos cofrades, que colaboran, contribuyen y han prestado servicio para que el Cristo de la Clemencia vuelva a ser lo que es, no podrían participar en su procesión porque pertenecen ya a otra cofradía? Puede que la hermandad, por tanto, no tenga ninguna prisa, más allá de que siempre es interesante para cualquier tesorería poder acceder a la subvención por las sillas y las tribunas.

Y otra pregunta. Los jesuitas han acogido con extraordinario esmero a estos cofrades en el Sagrado Corazón, sede canónica provisional mientras la suya propia, la iglesia del Sagrario, permanece cerrada. ¿De verdad merece la pena renunciar a este templo para volver al aledaño de la Catedral? ¿De dónde saldría la cofradía?

Mientras tanto, el Cristo de la Clemencia continuará, a paso corto, dejando atónitos a los cofrades con su espectáculo de buen hacer en la calle, con sones clásicos y puros y reviviendo tiempos pasados, que bien actualizados, tampoco tienen por qué ser mejores.