Por el barrio de la Trinidad parece que no corre el tiempo. Ni para bueno ni para malo. Aunque el alba del Sábado de Pasión es siempre especial y única. Indescriptible para quienes ponen el despertador a las cinco de la mañana para asistir a la eucaristía en la plaza de San Pablo. La Misa del Alba, presidida por el Obispo, ha comenzado a las siete. A tu término, se iniciaba el traslado de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad.

Lleno, como siempre. No se cabe en el viejo arrabal. En sus calles se agolpan los devotos con ramos de claveles rojos en sus manos. Aguardan a que pase de camino al Hospital Civil, donde llevará el consuelo a los enfermos. Este 2014 se cumplen 25 años de su primera visita al centro sanitario. Y 75 de la bendición de la sagrada imagen del Señor de Málaga.

Distintas autoridades civiles, militares y académicas han asistido a la misa que ha oficiado Jesús Catalá auxiliado por una docena de sacerdotes y diáconos, entre ellos el delegado de Cofradías, Antonio Coronado. El obispo alertó en su homilía de los peligros de que los cristianos escojan una religión a la carta. "Estamos llamados a transformar la sociedad a la luz del Evangelio", dijo el prelado.

El Cautivo y la Trinidad ya se han echado a andar por su barrio formando una marea de devoción sencilla pero auténtica en su torno, como todos los días del año. Pero hoy es Sábado de Pasión.