Viernes Santo

Dolores de San Juan: El silencio también es una forma de devoción

La plaza de San Juan, hecha esta tarde de cientos de feligreses, enmudeció a la salida del Santísimo Cristo de la Redención y Nuestra Señora de los Dolores- El encuentro en la Plaza Arriola con las Hermanas de la Compañía de la Cruz firmó un momento memorable en la tarde del Viernes Santo

Ana Barranco

Ana Barranco

Un golpe seco sobre la madera. Se abren las puertas de la Iglesia de San Juan. Rosarios sencillos en la cintura y pies descalzos a izquierda y derecha de la cruz guía. Las filas de nazarenos con túnica de ruán negro comienzan a bajar por la rampa de la parroquia, mientras solo se oye el repiqueteo de las campanas. Hacia la mítica tienda de trajes de flamenca, Golo de Lunares, la vista no alcanza a contar a tantas decenas de feligreses.

Hacia el interior de la iglesia, la sensación de observar el lugar en el que están los hermanos y hermanas de Dolores de San Juan es como acercar los ojos a una mirilla. Ser testigo de que el silencio es también y, sin duda, un acto de penitencia.

Dolores de San Juan | Viernes Santo 2023

Ana Barranco

Mientras que la salida del cortejo procesional continúa, aún con los últimos rayos del sol que dejan ver los restos de la calima en la fachada de San Juan, llega el momento. Se escucha el martillo sobre la campana del trono del Cristo de la Redención. Acompañándole, un cuarteto en el que el oboe marca el ritmo.

Como cada año, el lecho de flores moradas bajo la imagen mantienen el misterio, mientras los portadores orientan el trono para dar esa pequeña curva que inicia su recorrido. El encanto de verlos llevándolo a pulso es inigualable, al igual que ocurre con Ella. Un momento que, sumado a la melodía que sale de las cuerdas vocales de Rufino Rivas, merece cualquier bulla.

Encuentro de Dolores de San Juan con las Hermanas de la Cruz | Viernes Santo 2023

Ana Barranco

Dos australianos y una neozelandesa, en primera fila

El Penitente marca la Plaza Arriola como un sitio “estrella” para ver a la hermandad de Dolores de San Juan este Viernes Santo. Parece que se ha corrido la voz. A escasos minutos de que llegue el Señor, ya se asoman algunas de las Hermanas de la Cruz por entre las ventanas enrejadas. El pelo tapado, hábito de color marrón y, por supuesto, la cruz en el pecho. Enfrente, y sentada en una silla de rayas de colores, Amy, neozelandesa que lleva un año en Málaga, espera junto a sus dos amigos australianos a que llegue el momento tan esperado: “Adoro la Semana Santa. Llevo un año viviendo aquí y lo cuento todo en mi cuenta de Instagram, Senses of Spain”.

La conversación, medio en inglés, medio en español, se detiene en cuanto el titular de la cofradía da la curva. “Un año nos llevan esperando”, se oye decir a uno de los capataces. El trono se orienta hace ellas y es cuando se oye, en voz baja: “Creo en Dios, padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”. “Así se reza en un varal, señores”. Desde luego que sí.