El Unicaja cumplió su parte del trato. Después de tanto fracaso seguido, uno detrás de otro, el equipo verde se hizo con la quinta plaza en la liga regular de la ACB tras vencer al Caja Laboral (70-62). En realidad, ni los malagueños querían a los vitorianos en cuartos de final ni los vascos tenían mucha ilusión en vérselas con los andaluces. Al menos por el momento. El Unicaja, después de una temporada irregular -por decirlo de alguna manera- se ha convertido en el 'coco' de la fase definitiva por el título para los equipos grandes. Preferible medirse a un Estudiantes. Así que todos contentos.

Por supuesto, los más felices los costasoleños, que van a tener al Power Electronics Valencia en la primera ronda por el título. Es cierto que este año, los levantinos han demostrado estar más fuertes que los hombres de Aíto, pero tampoco pasa inadvertido que se trata del rival más accesible en esta pelea por la Liga.

Así que se juntaron el hambre y las ganas de comer. Lo cierto es que los visitantes demostraron estar muy por encima cuando jugaban sus titulares. Teletovic acertaba, como siempre, desde la línea de tres, mientras que Splitter -un poco gris en esta ocasión, pero metiendo miedo cada vez que aparecía- se dedicó a hacer su propio partido, totalmente fuera de la dinámica del juego. Metió tres tapones en el primer cuarto y acabó por firmar 6 puntos.

Aún así, y a pesar de que los vascos tampoco vinieron con demasiada determinación, lograron irse con un 10-17 en el primer cuarto. Entraban los suplentes y el Unicaja se volvía a poner en su sitio, igualando las distancias pero nunca por delante. En parte también por un no trenzar ni una jugada de tres puntos en toda la primera mitad. Casi casi de récord. Así, el Caja Laboral se dejaba coger para, cuando la ventaja era ya ínfima, dar cancha a sus habituales y despegarse de nuevo. Una especie de juego al ratón y al gato.

Tuvo que ser Berni Rodríguez quien, mediado el tercer cuarto, metiera su primer triple para ponerse con 44-46. Poco antes, Cook había hecho un 2+1, el primero convertido de cuatro oportunidades. Lo que no impidió que de nuevo los visitantes entrasen con ventaja al último cuarto.

Una renta que llegó a ser de cinco puntos a falta de siete minutos. El Caja Laboral, con casi todos sus suplentes durante buena parte del cuarto, no aguantó el ritmo de un Unicaja lanzado, en el que sobre todo Saúl Blanco estuvo genial con tres rebotes seguidos en ataque y una penetración que acabó por desequilibrar la balanza. Era la canasta de la tranquilidad (66-62). A partir de ahí, 40 segundos para que el Carpena se llevase, por fin, una alegría y saborease esta quinta plaza que hace dos años habría sido poco menos que una deshonra, pero que hoy permite al Unicaja soñar con colarse en las semifinales. Antes habrá que tumbar al Valencia. No será fácil.