Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que acudir a jugar al Buesa Arena era una peregrinación a la ruina más absoluta. En Vitoria al Unicaja le han caído chuzos de punta, trombas de baloncesto como el agua que ha jarreado en Málaga en los últimos días de forma esporádica. Sólo que allí, en la pista del antiguo Tau, el incesante chaparrón duraba 40 minutos, te ponía pingando y te empapaba hasta los calzoncillos. Ese tiempo, esa maldición, ese viaje a la misera más ridícula, tiene sus días contados. De hecho, ya han acabado. Joan Plaza y su Unicaja ya ganaron allí, en el santuario baskonista, el pasado curso en la Euroliga. Allí donde no se ganaba desde el curso 2005/06. Y repitió anoche la hazaña, compitiendo al límite, dándole un repaso al otrora intocable e inexpugnable Baskonia y poniendo sobre la mesa galones, garra, coraje, defensa y un juego que pone a toda Málaga y a la familia del Unicaja soñando con cosas que es mejor no contar aquí en público...

El Unicaja, más allá de números (65-106 en valoración y +25 en el marcador en el tercer cuarto, con 34-59), dejó anoche sensaciones de pinta a equipazo. Parece que la continuidad del proyecto está garantizada. Con muchas caras nuevas (demasiadas), con la huida de Dragic a última hora a la NBA y con la lesión de Suárez, el jugador más utilizado por Plaza en toda la temporada pasada. Con todo eso, con tu teórico «cuatro» titular, Caleb Green, aún aterrizando y con tu base titular -Jay Granger- tocado en el tobillo y en el dedo de la mano y con un solo punto en su casillero, el Unicaja es, lo parece y lo transmite, un equipo con letras mayúsculas. Supera obstáculos, compite con el cuchillo entre los dientes y puede con todo y contra todo. Al Baskonia, anoche mismo: 79-88. Un marcador cortísimo y que no hizo justicia a lo visto en el parqué de las mil y una palizas. Dominó por fuera, con un Toolson colosal. Y se exhibió por dentro, donde quizá más dudas se barruntaban, con un Thomas entregado, con Fran a un nivel superlativo y un Kuzminskas que se arrimó al aro y se fue hasta los 15 puntos, como Toolson.

Tras el huracán Bertans, con dos triples y una canasta de dos, el Unicaja comenzó a escribir lo que fue una noche mágica en Vitoria: 10-8. Plaza le dio una vuelta al partido. No le gustó, como ante el Andorra, los minutos de Green, así que prefirió apostar por el trabajo en defensa, con Will Thomas. También apostó por la dirección de Markovic tras los erráticos minutos de Granger y quiso que Stefansson se fajara con Bertans. A partir de la defensa, del espíritu de equipo, creció el Unicaja. Desde el Buesa hasta el infinito. Cargó de faltas al «center» baskonista Iverson. Ató en corto a Bertans. Y ante la pléyade de americanos locales (Johnson, Perkins o el debutante White), el Unicaja impuso su tremenda capacidad de sufrimiento. Como un equipo. Siempre todos juntos.

En el Baskonia debutan este año más de media docena de jugadores. Pero también en el Unicaja. Y lo visto sobre el parqué, desde el minuto 3 hasta el final, con alguna reacción de raza local, fue colosal. El Unicaja quiso machacar al Baskonia. Han sido tantas y tantas veces las ocasiones en las le han sacudido en el hígado en Vitoria, que no hubo piedad, especialmente en el segundo cuarto, y el Unicaja se puso a cortar cabelleras. ¡Pim, pam, pum! A dentelladas.

Recuperó el domino en el rebote, tan necesario en la pizarra de Joan Plaza, para poder correr, para poder hacer ese juego dinámico, rápido, fresco, veloz y agresivo. Al primer cuarto, 13-20 para los cajistas. Cuando corrió, el Unicaja atropelló al Baskonia. Pero es que cuando tocó jugar en estático, el repaso fue doble. Pases extras, movimientos con escuadra y cartabón para encontrar a Vasileiadis (11 puntos al intermedio con 3 de 5 en triples) y a Toolson. Jugadores muy ofensivos que también se pusieron el mono de trabajo. Incluso Kuzminskas, que arrancó algo dormido, se echó un cubo de agua helada para defender, machacar y anotar. Las diferencias en los primeros 20 minutos fueron subiendo y subiendo: 13-25, 19-37, 21-40 ó 25-49.

Plaza incluso le dio varios minutos a Thomas como «cinco», junto a Green, situó juntos a Toolson y Vasileiadis... se permitió el lujo de firmar una valoración de 10-64 al descanso y de continuar machacando en el tercer cuarto, con un Toolson tocado por los dioses, con dos triplazos consecutivos más dos asistencias seguidas, a Thomas y Fran Vázquez. Crespi, incrédulo, blanco, desde el banquillo, tuvo que parar de emergencia el partido. El ridículo merodeaba el Buesa Arena, donde tantas y tantas veces había sufrido ese escarnio el propio Unicaja. El 34-59, a 6:15 del final del tercer cuarto, sonaba a gloria.

Con 36-60, el Unicaja pensó que el trabajo estaba hecho. Y eso, ante un equipo con el espíritu del «Tau», nunca puede concederse. El Baskonia, muerto y enterrado, siempre es capaz de salir de las entrañas de la tierra. Causeur anotó cinco puntos seguidos, San Emeterio coló un triple inverosímil sobre el final de posesión y tras un triple errado de Vasileiadis en una mala lectura en situación de emergencia, el georgiano Shengelia dio en el clavo: 50-63. Y después a 11: 54-65. Todos los cajistas hubieran firmado estar en el minuto 28 de partido con 11 de ventaja. Pero tras llegar del paraíso, esa ventaja parecía, perdonen la osadía, ridícula. El Unicaja, en esta tesitura, reaccionó con inteligencia. Atascado, buscó puntos gratis. A la línea de personal Kuzminskas y Green. Y 15 arriba de nuevo: 54-69. Respiro al final del tercer cuarto.

Toolson prosiguió con sus clases magistrales en el arranque de cuarto. Plaza quiso meterle cloroformo al partido, con su equipo ya en 100 de valoración a casi 7 minutos aún del final. Acomodó a Granger y Markovic en el mismo quinteto, y ganó pausa. Pero quizá trató de rizar el rizo con Thomas como pívot puro, junto a Green en la pintura, y Stefansson completando el quinteto. Aquello sonaba a experimento... Otra palabra que no debe existir en el diccionario del superviviente en Vitoria. San Emeterio volvió a lanzar un picotazo (69-80). Plaza tuvo que recomponer la situación, con un quinteto mucho más lógico, con Kuzminskas y Fran Vázquez. Y se condujo con menos aprietos hasta el final, con un irreal 79-88, porque en la pista se había visto a un Unicaja más superior. Gran victoria, tremenda, de mérito y caché. 2-0 en la ACB. Durmiendo líderes. ¡Qué bien suena!