¡Qué espectáculo! ¡Qué partidazo! ¡Qué monumental exhibición de baloncesto cinco estrellas!... Barcelona y Unicaja, Unicaja y Barcelona regalaron ayer a los aficionados uno de los mejores partidos de baloncesto de los últimos años. Un duelo de ida y vuelta, más propio de un play off por el título que de un simple choque de la Liga Regular, en el que el marcador dijo que ganaron ellos en la prórroga, pero en el que, sinceramente, creo que hubo dos vencedores y ningún vencido.

Yo, al menos, no considero que el Unicaja salió como vencido ayer del Palau. Y es que la exhibición del equipo cajista en la guarida culé fue de chapeau. Me da igual el resultado final. El equipo jugó un partido pluscuamperfecto. Sublime. Del minuto 1 al 45. De ésos para guardar en la hemeroteca y visionar de vez en cuando para ver lo que somos, de dónde venimos y a dónde queremos llegar.

Entonces, ¿qué pasó? ¿por qué perdió el Unicaja?... Muy sencillo: porque el Barça jugó también a un nivel estratosférico y porque anotó ¡¡20 triples!!, igualando el récord histórico en un partido de la ACB. Bueno, por eso y también porque se encontró con un Álex Abrines en estado de gracia, capaz de anotar sobre la bocina del último cuarto un triple a la «remanguillé» que envió el partido a la prórroga cuando el 96-99 parecía ya definitivo. Plaza no quiso -o sus jugadores no pudieron- hacer falta y el escolta excajista castigó el «regalo» con un triple letal. La moneda pudo caer cara, pero cayó cruz. Cosas del deporte.

El desenlace fue esa derrota en la prórroga, pero da la impresión de que el líder salió ayer del Palau mucho más fortalecido de lo que llegó. Perdió, sí, pero la imagen mostrada por los chicos de Plaza fue la de un equipo campeón. Y no pasa nada por decirlo. El Unicaja vuelve a ser uno de los «grandes». Con todos los honores. Se lo demostró hace un par de semanas al Real Madrid y ayer, al Barcelona. Manda en la Liga, tras 16 jornadas, y se ha colado en el habitual mano a mano de los últimos años entre blancos y culés. La clasificación lo dice y los 45 minutos de baloncesto de ayer o los 45 del otro día contra el Madrid lo ratifican.

El mérito del equipo en Barcelona no fue solo aguantar al Barça y meterle el miedo en el cuerpo. Fue, además, las circunstancias en las que lo hizo. Plaza no pudo contar con Jayson Granger por un problema en el tobillo de última hora. Fran Vázquez, además, se cargó con dos faltas en menos de 4 minutos. Sin el base titularísimo y con su pívot más determinante lastrado por las personales, parecía imposible. Como todo es susceptible de ir a peor, Markovic, el único base puro ayer, cometió su quinta falta, con 89-86, a 5.15 del final del cuarto periodo. O sea, que el Unicaja jugó sin base de ahí al final del tiempo reglamentario y toda la prórroga. Más de 10 minutos en los que Stefansson fue el circunstancial director de juego.

No es cuestión hoy de destacar a nadie en particular porque los diez jugadores que utilizó Plaza se dejaron la vida en el parqué. El mismo Markovic, por ejemplo, hizo su mejor partido con la casaca cajista. Anotó 17 puntos y llevó la manija de los suyos con solvencia hasta que las faltas le sacaron del partido. El arranque de Golubovic, por su parte, fue estelar. El gigante montenegrino se comió a Pleiss haciéndose amo y señor de la pintura. La segunda parte de Ryan Toolson también fue para enmarcar. ¡Qué manera de meter triples! ¡Qué manera de anotar! Tampoco tuvo desperdicio el partido de Caleb Green. El americano, necesitado de un buen día en un gran escenario, eligió el Barça y el Palau para demostrar a todos que él también es un gran fichaje para este proyecto cajista de 2015. El trabajo de Suárez, la explosividad de Kuzminskas...

En definitiva, que nunca una derrota dejó mejores sensaciones. El Unicaja sigue líder de la Liga y amenaza con que quiere más.