Mientras hay vida, hay esperanza. Y para el Unicaja, su última «esperanza» de seguir con opciones en la Euroliga pasa, sí o sí, por ganar hoy en la pista del Laboral Kutxa. La última jornada de la primera vuelta de la liguilla del Top 16 lleva esta noche a los verdes a la guarida del Baskonia (20.30 horas) para un duelo a vida o muerte en el que los de Joan Plaza lucharán por un triunfo que evite convertir los próximos dos meses de competición en una peregrinación sinsentido por media Europa en busca de nada.

Después de un arranque infernal de esta segunda fase continental, con cinco derrotas consecutivas, la victoria de la semana pasada en el Martín Carpena ante el Nizhny Novgorod ruso ha sido una especie de luz en medio del túnel. Con un triunfo y cinco derrotas a día de hoy, los números todavía dan la razón a los creyentes, aunque la ecuación matemática para lograr el ansiado pase a cuartos tiene demasiadas incógnitas por despejar, la primera de ellas, hoy mismo, en la capital alavesa.

Es evidente que el partido de Gasteiz va a suponer un antes y un después para el Unicaja en esta temporada continental. Si se gana en el Buesa Arena se dispararán de nuevo las opciones deportivas y matemáticas. El equipo sumaría su segunda victoria y estaría a solo dos de la deseada cuarta plaza de este grupo F ya que hoy hay un derbi estambulí en el que el perdedor del Efes-Fenerbahce cerrará esta primera parte de la liguilla, agarrado al cuarto escalón del podio, con un balance global de 4 victorias y 3 derrotas.

Pero, ¿y si el Unicaja pierde? Pues entonces la eliminación continental sería virtual con todavía ¡¡7 jornadas!! por jugarse. Un auténtico tormento para el equipo y también para su afición, acostumbrada durante la última década a llegar con opciones deportivas hasta mucho más avanzada la competición.

El equipo viajó ayer a tierras vascas dispuesto a echar el resto. Plaza no podrá contar esta noche todavía con Germán Gabriel, que tiene que esperar a que se abra el mercado de fichajes a partir de la próxima semana. El canterano cajista será uno más en la siguiente jornada, cuando el Unicaja visite al Olympiacos en El Pireo. Pero hoy deberá ver los toros desde la barrera y será el resto del plantel los que busquen el triunfo ante los vascos.

El reto es muy complicado. El Baskonia vive su mejor momento de la temporada. El equipo de Vitoria, que no estará en la Copa del Rey de Las Palmas de la próxima semana por su nefasto inicio de temporada, ya demostró en el partido liguero de hace un par de fines de semana en Málaga, que vuelve a ser un grupo competitivo y capaz de todo. Sobre todo jugando al amparo de su afición.

Es más, el Unicaja es el único equipo de la Liga Endesa que ha logrado este año ganar en Vitoria. Eso sí, fue en la segunda jornada de Liga y este Laboral Kutxa y aquél solo tienen en común el color de su camiseta. Media plantilla es nueva, el entrenador también es nuevo y lo que era poco más que una banda en octubre es ahora un equipo capaz de meter 100 o más puntos por partido con una facilidad pasmosa.

El Baskonia también se la juega hoy. Ellos suman dos victorias. Cerrar la primera vuelta de la liguilla con 3 triunfos les dejaría a un pasito de la cuarta plaza. Perder, sin embargo, les obligaría al mismo sobreesfuerzo al que ya está condenado el Unicaja (incluso ganado hoy) de cara a la segunda vuelta.

Es inevitable pensar que los de Ibon Navarro llegarán a esta cita con cierta sed de venganza. Los dos partidos de la presente Liga los ha ganado el equipo verde y en el vestuario del Buesa le tienen muchas ganas al Unicaja.

En los precedentes entre ambos equipos en la Euroliga, sin embargo, dominan los baskonistas, por 5-4. Los últimos duelos datan del Top 16 de la pasada temporada, en la que se produjeron sendas victorias a domicilio tanto en Málaga (79-93) como en Vitoria (71-81).

No va más. Lo de hoy es una finalísima. Por delante hay 40 minutos en el siempre esquivo Fernando Buesa Arena para seguir creyendo, para intentar alargar alguna semana más la ilusión continental. Ganar es el objetivo deportivo y no sufrir ninguna lesión, la otra gran obsesión a menos ya de una semana de que la Copa del Rey de Las Palmas tome todo el protagonismo.