Estas semanas han sido un poco convulsas para el Unicaja debido a todo el revuelo que ha supuesto la nueva idea de competición que tiene previsto la Euroliga. También por la marcha, no del todo regular del equipo en los últimos enfrentamientos, y que mas allá de los resultados, que por supuesto son importantes, habían dejado hasta ayer malas sensaciones y bastantes dudas.

A buen seguro que las reuniones se habrán sucedido, en todos los espacios y a todos los niveles. Tanto en los despachos, presidente y directiva para abordar toda la problemática surgida con las nuevas y desagradables noticias, del propio cuerpo técnico entre sí, de éste con los jugadores e incluso de los jugadores a nivel de plantilla.

Muchas de ellas serán infructuosas y otras en cambio pueden ser un factor determinante a la hora de revertir la situación. Centrándonos en las meramente deportivas, las que se tienen en el vestuario, en el cara a cara entre los técnicos y los jugadores y la de los propios jugadores entre ellos, hay tres puntos que marcan el éxito o el fracaso de dichos encuentros.

El primero se centra en la sinceridad. En una situación difícil ayuda mucho que se diga todo a la cara, que uno no se guarde nada, ya que todo aquello que se queda dentro al final termina por salir en el momento más inoportuno. Los problemas, lo que uno piensa y las dudas o conflictos que se tengan, deben salir en su totalidad y exponerse sobre la mesa localizada entre esas cuatro paredes del vestuario y que por supuesto se queden ahí, que nada salga de puertas afuera.

Otro factor importante es el convencimiento que tienen que tener cada uno de los integrantes de esa reunión de lo que allí se está contando y poniendo en común. Por muy buenas palabras que salgan de ese diálogo, si el grupo, o por lo menos la gran mayoría, no está convencido al cien por cien, se quedará todo en palabras vacías abocadas al fracaso.

Y en tercer lugar, pero para mí mas importante, lo principal es poner todo eso en práctica. Las palabras y las intenciones están muy bien, pero si cuando tengo que ponerlo sobre el parqué, lo dicho y puesto en común tan sólo se queda en palabrería, no sirve de nada. De ahí que sea fundamental ese convencimiento en lo que se trata, porque las dudas van a surgir en los momentos mas complicados, que es cuando y donde se tiene que demostrar que lo que se ha dicho y expuesto se hacía porque se creía firmemente en ello.

Muchos creen que las reuniones no sirven para nada, que son cosas de cara a la galería. Yo he tenido experiencias de todo tipo, algunas que transcurrían de forma idílica, con muy buenas intenciones, magníficas palabras y deseos y que luego a los cinco minutos ya se había olvidado todo. Y otras, no tan estéticas ni ideales, incluso de un tono mas que elevado y a veces desagradable, y que luego tuvieron un efecto determinante a la hora de cambiar la marcha del equipo.

El resultado de las que se hayan producido en el Unicaja no se pueden enjuiciar tan sólo por el brillante partido de ayer, habrá que esperar, con un plazo mas largo, para comprobarlo, y pase lo que pase, no serán las últimas, seguirá habiendo reuniones, reuniones y más REUNIONES.