Seguro que han escuchado muchas veces eso de que «el dinero no da la felicidad». Es a lo que nos toca aferrarnos la mayoría de los mortales para no tener envidia de algunos que tienen la «pasta» por castigo. En el deporte, el dinero ayuda, es cierto, pero tampoco te da la felicidad plena. Si no, que se lo pregunten al CSKA de Moscú, rival el viernes del Unicaja en la máxima competición continental.

Cada verano, el campeonísimo ruso se gasta millones y millones de euros para fabricar la mejor plantilla posible. Sin embargo, suma ya cuatro temporadas consecutivas «naufragando» en la Final Four a pesar de unos presupuestos multimillonarios que hasta triplicaban el de los últimos campeones: Olympiacos (2012 y 2013), Maccabi (2014) o Real Madrid (2015).

Aunque el «acorazado» ruso no ofrece los datos oficiales de su presupuesto, lo cierto es que diferentes fuentes lo cifran en algo más de 40 millones de euros. Una barbaridad para lo que se mueve habitualmente en el mundo del básket. Solo un dato, el presupuesto del Málaga CF esta temporada en la Liga BBVA está en torno a los 38 millones de euros y es de los «normales» de la Primera División.

Freeland, el mejor pagado. La espectacularidad del proyecto económico del club moscovita se entiende con un solo dato: con los sueldos de tres de sus estrellas - el excajista Joel Freeland (2,7 millones de euros), Teodosic (2.6 millones de euros netos) y Nando de Colo (2.2)- se podría pagar a los 12 jugadores de la primera plantilla del Unicaja.

Eso sí, el presupuesto del campeón ruso, que bebe principalmente del Ministerio de Defensa, conviene aclarar que no se gasta enteramente en jugadores. Al contrario, es uno de los equipos que proporcionalmente menos gasta en salarios, poco más de la mitad, el resto se va en estructuras que hacen que el club funcione como un reloj suizo.

Su estructura se considera modelo en Europa, desde las cheerleaders, las famosas Red Foxes, las más admiradas de toda Europa, hasta el mismísimo departamento de comunicación. Otro de los apartados que se lleva un buen pellizco es el de los viajes, que se realizan en un avión privado con todas las comodidades posibles para los jugadores y cuerpo técnico.

Es curioso que los datos macroeconómicos de su proyecto deportivo no se vean acompañados por otras variables «exteriores». Su pabellón registra medias de asistencia bajísimas y las audiencias televisivas son testimoniales en Rusia. El CSKA Sports Hall acredita una de las medias de asistencia más bajas de toda la Euroliga, alrededor de 4.000 espectadores por partido, cifra que baja hasta poco más de 1.000 en los encuentros de su Liga nacional y de la Liga báltica VTB. Como resultado, el club sólo factura unos 1,4 millones anuales por venta de entradas y abonos. Por derechos televisivos ingresó la pasada temporada sólo 500.000 euros y el capítulo de merchandising y venta de comida-bebida en el pabellón suma aproximadamente otro medio «kilo». Una cifra total, en definitiva, ridícula en comparación con su multimillonario presupuesto.