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La libreta del duque de Chantada

La Euroliga no perdona

El máximo nivel competitivo es muy exigente. Tendemos a creer que nombres y escudos ganan partidos pero en la alta competición no es así. Después del sorteo del Top 16 todos no dábamos por clasificados. Las cuentas eran claras. Fenerbahce, Unicaja, Panathinaikos y Anadolu Efes o Darussafaka Dogus dentro. Cedevita, Lokomotiv Kuban y Estrella Roja fuera. La realidad de los hombres nos deja otro escenario totalmente distinto y a falta de tres jornadas Unicaja y Dogus están fuera y Efes necesita un milagro para meterse en los cuartos de final. Cuando los hombres y los resultados dictan sentencia nos encontramos con partidos como el de mañana entre dos equipos que soñaban, Efes incluso con la Final Four, y que están casi fuera de la competición a falta de tres jornadas. El batacazo turco es infinitamente mayor que el malagueño y supone una nueva desilusión en el excelente currículum de Dusan Ivkovic. Gran entrenador, grandes jugadores y mucho dinero no siempre es suficiente para ganar y más en una competición como esta que exige mucho a todo el mundo. Solo así se explican los tres últimos títulos de Olimpiakos y Maccabi. A Efes y a Unicaja les ha faltado alma.

El rompecabezas malagueño sigue intentando cuadrar su piezas y Joan Plaza no lo tiene fácil. Ahora mismo son varias las piezas que no acaban de encontrar su sitio, la más importante Nedovic. El serbio que llegó como gran refuerzo lleva camino de convertirse en dolor de cabeza. Fue el mejor ante Estrella Roja y el equipo perdió, no jugó ni un minuto en Vitoria y el equipo arrasó la Laboral Kutxa. ¿Y ahora qué hacemos? La ausencia de Kenny Hayes le seguirá dando minutos en la Euroliga pero en la ACB lo tendrá más difícil. El buen nivel de Nelson y Díaz en el puesto de base y la reincorporación de Markovic parece que le cierran las puertas de la dirección de equipo. Hayes reclama más minutos y solo el flojo papel de Edwin Jackson, 0 de 5 en triples en Vitoria y 6 puntos en 22 minutos, le pueden dar minutos en la posición de escolta. Una solución de emergencia pero no el papel para el que fue fichado. Después hay que ver cómo se reorganiza la posición de base con la inclusión como titular de Markovic y qué pasará con Hayes cuando vuelva Smith porque parece seguro que el comunitario que no verá peligrar su plaza será Jack Cooley.

El gigante de Illinois se crió como baloncestista y persona en la prestigiosa universidad de Notre Dame. Los Fighting Irish son la gran universidad privada católica de Estados Unidos. Situados en el estado de Indiana pertenecen a la congregación de la Santa Cruz y fue fundada con el nombre de Notre Dame du Lac por unos religiosos franceses porque en su terrenos existe un gran lago. Realmente hay dos pero cuando llegaron era invierno y uno de ellos estaba helado y no lo vieron. De esta universidad han salido varios premios Nobel, destacados políticos americanos como Condolezza Rice o estrellas de la NFL y NBA como Joe Montana y Adrian Dantley. En esas aulas católicas, todas las facultades tienen una capilla, también estudió Cooley y después de venir pidiendo paso con sus actuaciones ha estallado en las vísperas de Semana Santa. Cooley nunca estará en el Salón de la Fama del baloncesto pero es un trabajador honrado que hace su trabajo de manera perfecta. No pregunta cuantos minutos va a jugar, ni qué pasará mañana, juega y aporta, siempre suma y se ha ganado un hueco fijo en el cinco de Joan Plaza a la espera del despertar definitivo de Fran Vázquez. Por desgracia para nosotros el largo viaje a Estambul solo servirá para hacer pruebas porque la hora de la verdad será el domingo a las siete y media contra el Bilbao. Suerte...

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