El Unicaja eligió resucitar la noche que asistía a su propio entierro al descanso en el Max Schmeling Halle de Berlín, donde llegó a perder por 21 puntos y cerraba el paso por el vestuario 19 abajo (58-39). Y ahí había dos opciones. O redimirse como equipo, todos juntos, defendiendo, siendo solidarios, matando por cada pulgada de parqué, empujando en cada corte, cerrando el rebote y machacando a tu rival. O morir como una sombra, como un fantasma que fue en la Copa ante Tenerife, como el fantoche que fue en Vitoria o como el esperpento que había sido en los primeros 20 minutos en el debut de los cuartos de final de la Eurocup ante el Alba Berlín.

Y el Unicaja eligió sobrevivir, ser creíble, demostrar que, hoy por hoy, hay aún equipo, proyecto y futuro en pie. El Unicaja escogió agigantarse cuando las cervezas rulaban por el pabellón y ya había fiesta en Berlín. El Unicaja se ensañó con su peor versión y se demostró que el camino del éxito pasa, de forma inexorable, por la defensa. Lo comprendió el equipo, lo ejecutó luego Luis Casimiro en su pizarra, y el Unicaja remontó lo imposible para ganar por 90-91 en Berlín y tener las semifinales de la Eurocup a una sola victoria. El viernes, en el Martín Carpena, toda Málaga ha de estar en cola frente a las taquillas, porque se avecina partido de los grandes, de los que marcan temporadas y embrujan esas noches históricas del club de Los Guindos.

El Unicaja remontó cuando las casas de apuestas pagaban 100 a 1 su triunfo tras ver su ridícula primera parte. Fue, de nuevo, vergonzoso ver al Unicaja resumido a la más mínima expresión en una primera parte atroz. A lomos de Peton Siva, las jóvenes huestes de Aíto García Reneses cabalgaron a galope y se zamparon a un desdibujado Unicaja: 21-7 a 3:19 del final del primer cuarto. El 29-17, tras un tres más uno de Boatright, daba paso a una segunda parte en la que todo empeoró. Aún más.

Fue el mismo guión que en Vitoria, con un Unicaja desarmado y desalmado. Sombras que pululaban por la pista sin fe sin alegría sin nada que demostrar hasta que con 36-26, el equipo se derrumbó completamente para irse 41-26 abajo. Con Salin frenando a Siva, Casimiro decidió sentarlo y Boatright, lo único en ataque, se desprotegió en defensa cometiendo la segunda. El Unicaja tocó fondo (58-37) y se fue al vestuario con 58-39.

En esos minutos de intimidad, entre la destrucción o la gloria, el Unicaja decidió refundarse como equipo. Desde la defensa, ahora sí llegaron los triples de Milosavljevic y Wiltjer, que obligaron a Aíto a pedir tiempo en sólo tres minutos: 59-47. El parcial subió a 1-13 tras otra bomba de Wiltjer y mate de Lessort: 59-52. El Alba sufría ahora, no veía aro y Lessort se apuntó un dos más uno: 59-55. El parcial llegó 1-19: 59-58.

Tras el 0-0 de inicio y 27 minutos después, de nuevo empate el marcador reflejó un empate: 63-63. Aunque el Alba apretó y Casimiro retiró a Waczynski en sus mejores minutos de la temporada. Los alemanes dominaban 70-66 al final del tercer acto.

El Unicaja culminó la remontada en el último parcial, con un triple de Milosavljevic (72-74).

Luego, otro triple del capi Suárez: 77-81 a 5:00 del final. Casimiro insistió con los mismos hombres, y Saibou asumió la responsabilidad con dos triples. Giedraitis colocó el 85-84 a 2:52. El Unicaja, mal dirigido por Brian Roberts, volvió a ver tinieblas. Un parcial de 10-0 en contra en unos minutos colocó al equipo malagueño de nuevo ante las cuerdas y cayendo 90-84 a 1:37 de la conclusión.

Pero el Unicaja había elegido la redención, la vida y el futuro. Y Lessort fue entonces vital. Lo peleó todo mientras Roberts perdía dos balones, pero Wiltjer, desde el tiro libre, aprovechó su segundo error para rebotear y anotar: 90-89. Atacó el Alba, sin bonus, y el Unicaja defendió de maravilla. Taponazo de Lessort y fin de posesión tras el Instant Replay y una mala resolución alemana. El Unicaja tenía 13,2 segundos. Robert puso un doble bloqueo y volvió a fallar de tres. Pero Lessort, que había tirado el pick and roll, se comió el aro y machacó el triunfo: 90-91 a 2,2 segundos. El Alba se tragó la última posesión. Los de Aíto vendrán el viernes al Carpena a jugarse la vida. Málaga tiene ahora la palabra. En juego, unas semifinales de la Eurocup.

Las estadísticas del partido.