Ganó el Unicaja, recuperó el Unicajaaverage. Cuatro buenas noticias para redondear este domingo una gran tarde de básket frente al Divina Seguros Joventut, rival directo de los verdes en la lucha por acabar la Fase Regular de esta Liga Endesa entre los cuatro primeros y que ahora se queda dos victorias por detrás, que son tres reales por el average.

Todo salió bien esta vez en el Carpena. La victoria contra el Joventut sirve para que el equipo recargue su autoestima, bastante dañada las últimas semanas por cuestiones varias, y para que la grada vuelva a creer en los suyos que ¡ojo!, solo están por detrás de Barça, Real Madrid y Baskonia en la Liga, a falta de las últimas 8 jornadas de la Fase Regular. O sea, que el Unicaja de Luis Casimiro está en el sitio indicado en el momento preciso. Que a nadie se le olvide. Porque una cosa es cómo ha jugado el equipo y la imagen que ha dado de un tiempo a esta parte; y otra muy distinta son los números. Lo primero admite cualquier tipo de debate, pero lo segundo son datos matemáticos tan fríos como irrefutables: 16 victorias y cuartos en la clasificación.

Era un partido sin red. Solo valía ganar. Cualquier otra cosa habría dejado el proyecto verde muy tocado de cara a los dos últimos meses de la temporada. Por eso hay que aplaudir el esfuerzo del equipo ante un rival que juega un baloncesto muy alegre, que siempre da la cara y que en esta cita del Carpena tenía mucho que ganar y poco que perder, algo que siempre complica un poco más las cosas.

El día que el Unicaja recuperó a sus 12 «guerreros» del principio de temporada, a los elegidos en verano por el club para llevar este proyecto adelante, el equipo lo notó. ¿Casualidad? Pues en las próximas jornadas lo veremos.

El caso es que ya están con el equipo Alberto Díaz y Jaime Fernández y eso es un plus, sobre todo para Casimiro. Porque el base canterano aporta atrás una garra que contagia a cualquiera y el día que además está fino en ataque, como es el caso... El escolta madrileño tiene un talento ofensivo para solucionar momentos críticos en ataque que se ha echado mucho de menos en los partidos en los que él no ha estado. Creo que esto del pelirrojo y de Jaime tampoco admite mucho debate.

No es cuestión hoy tampoco de tirar cohetes. Ganar a la Penya (en casa) debe ser una obligación para un equipo como el verde, empeñado en acabar la Fase Regular entre los cuatro primeros. Pero está claro que la imagen fue muy buena y eso sí que es ilusionante ante lo que queda por venir.

El partido tuvo color verde cajista desde el primer segundo. El Unicaja supo sujetar en el arranque a Laprovittola, el cerebro de los verdinegros en el parqué. Y el rival lo notó. Tuvieron muchas pérdidas, no circularon el balón con fluidez y fallaron casi cada vez que tiraron a canasta. La consecuencia fue un 15-7 tras los 10 primeros minutos, que fue la primera piedra para edificar el triunfo.

El segundo cuarto fue más de lo mismo. El Unicaja amenazó con romper el partido un par de veces (20-9, 28-12). El rival reaccionó porque el base argentino se liberó de las ataduras del inicio y sus tiradores empezaron a ver el aro cajista. No obstante, el 35-27 del descanso dejó bien encaminado el partido para los de Los Guindos.

Tras el paso por los vestuarios, el Joventut amagó con agarrarse al partido. Se puso solo a 2, 40-38. Pero Alberto Díaz volvió a la cancha, estuvo igual de trabajador que siempre en defensa y, además, vio el aro como una piscina, para devolver a los verdes a un diferencia cómoda a falta de los 10 minutos finales, 54-43.

El último cuarto fue un paseo para los de Casimiro, que se pusieron 29 arriba, después de una racha de triples estratosférica, con Waczynski como principal ejecutor. El Carpena se lo pasó pipa, sobre todo viendo al equipo dirigido por la batuta de un Alberto Díaz inconmensurable. Las palmas echaron humo para despedir al equipo tras 40 minutos muy buenos.

Esta semana que entra será rara, rara, rara. El próximo «finde» tocaba partidazo en La Fonteta con la cuarta plaza de la clasificación en juego, pero se ha aplazado porque este martes empieza en Valencia una final de la Eurocup en la que el Unicaja se pone la camiseta del Alba de Berlín. ¿Por qué? Pues porque la única opción que les queda a los de Los Guindos para estar la próxima temporada en la Euroliga es que el Valencia pierda la finalísima de la Eurocup. Si los taronja levantan el segundo trofeo continental, el cuarto billete español para la máxima competición europea 2019/2020 será para ellos, independientemente de lo que pase dentro de un par de meses en el play off de la ACB. Así que, apoyo máximo para el equipo de Aíto estos próximos días (9, 12 y 15 de abril).

El Breogán, en Lugo, el 21 de abril, próxima estación liguera para los de Casimiro. Para entonces ya sabremos a qué atenernos. Si jugar con la creme de la cremme europea todavía es o no es posible. Ojalá sea que sí.