El Unicaja demostró este miércoles en Valencia que todo lo malo siempre puede empeorar y dio muestras preocupantes de ser un equipo agotado al que los argumentos ya se le han acabado. El equipo malagueño, en una muestra de poco decoro, se borró del partido. Pasó olímpicamente de competir en toda la primera parte. Y cuando trató de ponerse a la altura del Valencia Basket tras el intermedio ya perdía por 21 puntos, para acabar recibiendo una de esas palizas que duelen, que escuecen y que no se olvidan en mucho tiempo: 96-57.

Es duro de asimilar, pero la temporada, para el Unicaja, ya parece acabada. Sin Euroliga, sin Eurocup, sin Copa del Rey y abocados ya a luchar por ser quintos en la Fase Regular para que Valencia nos despelleje vivos en el play off de cuartos de final. Desolador panorama para los verdes. El Unicaja perdió cualquier oportunidad de acabar ya cuarto en la ACB. El Valencia se va a dos victorias más el average. Tres triunfos, aunque los calendarios sean muy diferentes, se antoja imposible. Este Unicaja puede acabar quinto, pero su escasa fortaleza, tanto física como mental, van a hacerle imposible competir con cualquier equipo que esté bien armado. Ser quinto parece lo máximo que podrá lograr el Unicaja, que jugó anoche sin alma, sin orgullo, sin ganas, sin escudo.

Dolió ver al Unicaja en Valencia. Con la baja de Carlos Suárez, mal utilizado el domingo en Lugo hasta volver a lesionarse, el Unicaja se ha caído al completo. Parece en caída libre. Sin pívots, sin tiradores, sin bases, sin entrenador, sin banquillo€ No hubo nada de nada en La Fonteta. Sólo un rastro de un equipo que arrancó la temporada con ganas de demostrar que podía competir y que está hundido, sin crédito e irreconocible en los dos lados de la pista. Una caricatura grotesca.

El 10-4 de salida en menos de tres minutos fue un toque de atención para el Unicaja, que comenzó buscando dentro a Gio Shermadini, aunque cometió dos pérdidas en ese tiempo. Valencia, con siete rebotes por ninguno del Unicaja, martilleó el aro cajista para ponerse ya 9 arriba: 17-8. Hubo que parar el partido, porque el Unicaja le perdía rápidamente la cara. La "Unidad B" malagueña fue capaz de arañar puntos, con tres tiros libres de Salin y el primer triple cajista, de Waczynksi: 19-16. Pero fue efímero, porque Will Thomas castigó la pésima defensa de Kyle Wiltjer para anotar dos triples seguidos: 25-16.

El recuperado Diot marcó el ritmo en el arranque del segundo cuarto, asociándose con Mike Tobey, que puso la máxima local: 31-20. El Unicaja comenzó a jugarse el partido a la carta del triple, con Salin y Waczynski, que intercalaron aciertos y errores. No tuvo, de esta forma, problemas el Valencia para aumentar su renta: 36-23. El Unicaja era una "madre" atrás, seguía sin luchar los rebotes y estaba en manos de los taronja. No había forma de hincarle el diente al Valencia. El problema es que la sensación que transmitía el Unicaja era de ni siquiera intentarlo. Y así, la cosa siguió empeorando, para regocijo de La Fuente de San Luis. La renta se fue a los 20 puntos (43-23) y en un síntoma de desesperación y de haber perdido las riendas del partido, Luis Casimiro dio entrada a Morgan Stima y Viny Okouo, ambos juntos, para las últimas posesiones, en una decisión que daba a entender el nefasto momento.

Al descanso se llegó con un triple de Will Thomas, para poner el 48-27 que exponía a las claras lo que había sido uno y otro equipo. No había a dónde agarrarse, a ninguna faceta del juego. El Unicaja había cometido más pérdidas (8) que asistencias (6) al intermedio, donde perdía en todo:21-9 en rebotes, 15-6 en asistencias o 62-23 en valoración. Un verdadero desastre. Un caos.

La salida a pista del Unicaja fue mucho más intensa. No le valió para bajar grandes diferencias, pero sí que rompió su escandalosa dinámica e impidió que Valencia estuviera cómodo. Con Viny cumpliendo a la perfección, Jaime asumió más responsabilidades y fue capaz de convivir con el partido: 55-38. San Emeterio movió los hilos de los levantinos y el Unicaja fue capaz, al menos, de intercambiar golpes: 60-41.

Pero eso duró muy poco. Hasta que Valencia se puso otra vez serio. Del 60-41 se pasó a 80-48. Un parcial de 20-7 que puso una nueva máxima para los valencianos, con 15 rebotes en ataque en 35 minutos, y que dominaba en todas las facetas del juego. El ridículo malagueño sólo tuvo 7 minutos del tercer cuarto de descanso. Luego volvió un Unicaja incapaz y superado. Un Unicaja que se queda sin crédido. Que está en caída libre y que pierde la oportunidad de acabar cuarto en la Fase Regular.

Dubljevic puso un sonrojante y vergonzante 88-50 a tres minutos y medio del final. Y, a la conclusión, 96-57. Hundimiento general del Unicaja, que no dio la cara y que se consumió para ser, como máximo, quinto en la ACB.

Aquí las estadísticas.